Por Nayeli Meza Orozco

Hay quien dice que la relación que existe entre el arte contemporáneo y la música es como el dilema del huevo y la gallina. En este caso, habría que preguntarse: ¿Qué fue primero, el arte o la música? Aunque uno se deriva del otro, lo cierto, es que las disciplinas artísticas han influenciado no sólo a solistas y bandas, también la música lo ha hecho con artistas.

Existe un debate entre si el arte y la música se pueden permear en un mismo ambiente o no, y aunque, en algunos casos los resultados no han sido tan exitosos, la respuesta por mucho, sería un rotundo sí.

Muestra de ello es la estrecha relación que mantiene la cantante islandesa, Björk con el arte. Durante 37 años de trayectoria artística, la compositora se ha distinguido por crear composiciones inspiradas en música contemporánea con sonidos eléctricos y precisos, videos con influencias experimentales y tener un sentido de la moda que le ha costado críticas, así como aplausos. No olvidemos su épica presentación en los Premios Óscar de 2000, en los que desfiló en la alfombra roja con un vestido de cisne.

Desde su primer álbum Debut en 1993, hasta Biophilia en 2011, Björk ha conjugado las mentes de directores, artistas, ambientalistas, antropólogos e intérpretes, entre los que perfilan Michel Gondry, Zeena Perkins, Nietzchka Keene, Lars von Trier, Will Oldham, Oliver Sacks y David Attenborough, con quien trabajó en la realización del documental ‘The Nature of Music’.

En este trabajo cinematográfico, la cantante mostró a lado del artista la relación que hay entre la música, el arte, la naturaleza y la tecnología. En su último álbum, Biophilia, se enfocó en sonidos minimalistas, experimentales y wave estéreo. Un proyecto que fue bien recibido por la crítica internacional. Además, el 7 de marzo de 2015, el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York abrirá al público una retrospectiva dedicada a su carrera.

Pasando del país nórdico hasta Japón, la capital de la tecnología, encontramos a un veterano, pero polifacético artista japonés: Keiji Haino.

El cantante de 62 años comenzó su carrera en la década de los 70’s, y desde entonces se ha valido del noise, la percusión, la psicodelia, la improvisación y el minimalismo para ganarse el reconocimiento internacional.

El peculiar tono de su voz acompañado de las percusiones de su guitarra hacen de este artista de mente iconoclasta un genio en los escenarios a los que se presenta.

El músico originario de Chiba, es por mucho la combinación perfecta entre el arte y la música. Por un lado, se maneja como un personaje elusivo y misterioso: lentes oscuros y cabello largo.

Por otro, es todo una leyenda dentro de las escenas del free rock y la psicodélica nipona. Durante todos estos años, el veterano ha colaborado con algunos artistas como Tatsuya Yoshida, Oren Amarchi, Pan Sonic, Peter Brötzmann, Derek Bailey y Loren Connors.

Siguiendo bajo esta tónica, pero en otro continente, tenemos a Yann Tiersen, comúnmente conocido por sus proyectos minimalistas. El compositor francés logra conectar el arte con el sonido de guitarras distorsionadas, sintetizadores, piano, acordeón y su pieza maestra: el violín.

El multinstrumentista de 44 años, podría ser alguien desconocido para la mayoría de las personas, pero su música ha sido la banda sonora de algunas películas como La vida soñada de los ángeles, Goodbye Lenin! y Amelie.

Aunque hubo quien criticó severamente la presencia de Tiersen en Amelie, pocos saben que el repertorio que aparece en la cinta no fue creado especialmente para ésta, debido a que la mayoría de las canciones, son una recopilación de discos publicados con anterioridad.

Desde La valse des Monstres hasta Le Phare, el músico ha logrado fusionar partituras clásicas con matices sonoros eléctricos, pero, sin perder el sello distintivo de sus normas tradicionales.

Retomando los países nórdicos, Sigur Rós es una banda islandesa liderada por Jón Þór Birgisson. Sus voces extrañas, canciones largas y letras que parecieran no tener significado crean una atmósfera fuera de serie.

La banda está altamente influenciada por elementos de la naturaleza, el arte y el sentimiento subjetivo de la música. A este grupo no le bastó que su lengua materna sea ya de por sí compleja, como para que Jonsi, su vocalista, diseñara un lenguaje al que llamó ‘Vonlenska’, mismo que fue utilizado por primera vez en su disco debut Von.

Con el paso de los años, Sigur Rós ha evolucionado no sólo en su concepto estético musical que es capaz de transmitirte sentimientos vestidos de melancolía y nostalgia, también lo ha hecho en su proyección visual. En Valtari, su disco presentado en 2012, la banda decidió darle mayor peso al aspecto visual y trabajaron con 14 directores independientes en el proyecto Mystery Film Experiment.

El concepto consistió en que previo al lanzamiento del álbum, los participantes debían presentar un corto cada dos semanas hasta que Valtari saliera a la venta de manera oficial. Sigur Rós estableció un presupuesto para cada cineasta de 10,000 dólares y la única condición que puso fue que en los videos proyectaran las sensaciones e ideas que la canción escogida para ellos les transmitiera.

Sobra decir que el resultado de los 16 cortos es una obra musical de arte. Cada uno rescata desde su perspectiva los elementos del silencio, los ambientes etéreos y minimalistas característicos de la banda, con el toque de la danza contemporánea presente en la mayoría de los audiovisuales.

De la misma forma en que Picasso fue un artista que no se limitó un sólo estilo, en el ámbito musical podemos encontrar a uno de los mejores referentes que combinan el arte con la música: Mike Patton.

Este conocido cantante y compositor de 46 años ha sabido cómo hacer proyectos exitosos combinando la suavidad del jazz, con lo delirante del death metal hasta lo esquizofrénico del grindcore y el trip-hop. La versatilidad de su voz con lo retorcido de su mente lo ha llevado a liderar su principal proyecto: Faith No More, y otras agrupaciones como Mr. Bungle, The Dillinger Escape Plan, Tomahawk y otras más.

Cada proyecto de Patton es distinto del otro. El californiano ha creado álbumes como Disco volante, que retoma la influencia de los sonidos estridentes inspirados en mentes que te evocan a psicópatas, cuando los integrantes de Mr. Bungle crean una lúgubre y épica atmosfera al momento en que su música entra por tus oídos.

Además de sus otras colaboraciones musicales con John Zorn; en el cine a lado de Karen Black en la cinta Firecracker; en el videojuego The Darkness en donde su voz es la principal o la banda sonora que compuso en 2005 para la película Pinion.