Por Sofía Huerta

Los sesenta fueron años de revolución ideológica, social y cultural. Estados Unidos vivía un contexto que influyó en muchos músicos, poetas, escritores y artistas. En el caso de James Marshall Hendrix, es inevitable no ver sus líricas inmersas en esa ola de cambios. En la reciente película protagonizada por André 3000, las canciones de uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos no podrán ser escuchadas; una desgracia, puesto que sus letras no sólo representan al compositor y músico, sino son espejo de una generación.

Las bocinas reproducen una versión con efectos explosivos y sirenas de “The Star-Spangled Banner”, el himno nacional de Estados Unidos que Jimi Hendrix interpreta con su Stratocaster blanca, que más tarde destruiría. Una bandera antimilitarista fue alzada desde Woodstock a miles de jóvenes que fueron reclutados por el ejército estadounidense para declararse casi muertos en las selvas de Vietnam.

El joven estadounidense vive un momento crítico: Su deber es ser parte del ejército y combatir en una guerra que EU perderá, no sólo en vidas, sino en millones de dólares. Después de la derrota, la cifra fue más de 58 mil muertos, 300 mil heridos y varios desaparecidos. Las familias quedaron destruidas, así como el orgullo nacional.

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En pleno auge del movimiento Flower power, que representaba la ideología de la no violencia, y con el trasfondo político de la guerra, el festival de Woodstock se convirtió en un canto por la paz, el amor y la tolerancia. Jimi Hendrix no se veía relacionado con la política, como Bob Dylan, pero es un hecho que en la mañana del lunes 18 de agosto de 1969 fue un símbolo, una protesta que recordaba a aquellos que tal vez nunca regresarán con sus familias y amigos.

Al Aronowitz escribió en el New York Post: “Fue el momento más electrizante de Woodstock, y fue probablemente el momento más grande de los años sesenta. Finalmente oíste sobre lo que se trata la canción: Puedes amar a tu país, pero odias al gobierno”.

Un año antes, Estados Unidos vivía un momento de tensiones sociales. En abril de 1968 la comunidad afroamericana quedó plasmada por el asesinato de Martin Luther King, este evento fue la razón de la ira y varios enfrentamientos raciales en el país. En ese momento, la Experience veía su fin. Ya para ese concierto en Woodstock, Hendrix se rodeó de músicos afroamericanos que formaron junto a él Gypsy Sun & Rainbows, agrupación que se desintegró a las pocas semanas.

“Nos gustaría dejar algo claro. Nos cansamos de ‘la experiencia’ y de vez en cuando soplaba nuestras mentes demasiado, así que decidimos cambiar todo alrededor y lo llamamos Gypsy Sun and Rainbows, para abreviar. No es más que un Band of Gypsies “, exclamó Hendrix durante el concierto.

Al siguiente año, 1970, formó The Band of Gypsies con Buddy Miles (batería) y Billy Cox (bajo), incluyendo en su música un toque funk. En este periodo escribió canciones como “Who knows”, “Power to love” y “Machine gun”, esta última es una de las letras que reflejan nítidamente su posición política.

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Jimi Hendrix fue un artista que no sólo revolucionó y evolucionó a su manera, sino que buscó siempre nuevos territorios con su guitarra, que consideraba igual de potente que su voz. Sus composiciones, sus líricas casi oníricas, fantásticas y delirantes, son producto de su admiración a Dylan y su fascinación por novelas de ciencia ficción.

“Él (Dylan) ya no me inspira en realidad, porque yo nunca podría escribir el tipo de palabras que hace. Pero él me ha ayudado en tratar de escribir más de dos o tres palabras, porque tengo un millar de canciones que nunca terminaré. Acabo de quedarme a escribir unas dos o tres palabras, porque ahora tengo un poco más de confianza para tratar de terminar una”, declaró en 1967 Steve Barker en una entrevista que no se publicó.

Sus letras en general, parecen extraídas de alguna novela o cuento de hadas, un viaje onírico en el que nunca se encontrará un final, sólo se camina entre nubes. Algunas veces, hacía alusión a elementos mágicos como alfombras voladoras o platillos voladores; mariposas, lunas y maneras, pero siempre incluyendo su relación con la sociedad y el sistema, como se puede escuchar en “Stone free” (1966), “Highway chile” (1967) o “Straight ahead” (1970).

Su música, en especial sus líricas, son un himno contra el militarismo o te toman de la mano para iniciar un viaje psicodélico. Son la poesía convertida en violencia que rechaza el racismo, la guerra y las injusticias sociales. Es el estandarte de jóvenes inconformes e inadaptados en busca de un cambio, son aquellos los que rompen paradigmas que después recibirán el milenio.