Por Karina Almaraz

 

Lanzado el 17 de enero de 1969, El Submarino Amarillo (The Yellow Submarine) llega como un verdadero parteaguas de los fans de The Beatles: puedes dividirlos entre a los que les gusta y a los que no. A mí no me gusta y nunca supe por qué, hasta que me pidieron escribir este artículo.

Comencemos por definir un concepto: Boy band. Wikipedia nos explica qué es: “También conocidas como bandas de moda,  es un tipo de grupo pop formado por varios jóvenes cantantes (…) a menudo son reunidos por managers de talentos o productores discográficos, que seleccionan los componentes del grupo por su apariencia o sus habilidades a la hora de bailar y cantar (…) no suelen tocar instrumentos y tampoco suelen escribir sus propias canciones”.

(La misma Wikipedia dice que la primera Boy band de la historia fueron los Jackson Five, me enojé tanto que decliné hacerles una donación).

En términos estrictos, la primera Boy Band de la historia fue The Monkees, pero antes de ellos, Brian Epstein, como manager de The Beatles y el Coronel Parker con Elvis, ya habían sentado las bases de cómo explotar económicamente la hormona adolescente. Indudables talentos musicales, Elvis Presley y The Beatles reformaron (o crearon, permítanme exagerar) el concepto de ídolo musical. Si antes se admiraba a una banda por su talento, ellos le sumaron que las chicas se enamorasen de los músicos.

¿Y qué haces cuándo todas las adolescentes del mundo te aman? Dinero, haces dinero. El disco traspasa su esencia artística y adquiere valor como producto, y luego haces más productos, los que sean funcionan: cualquier cosa que, no siendo una canción, pueda contener “algo” del grupo (posters, tazas, plumas, muñecos, ropa, lo que sea).

Así es como The Beatles agregó a su legado cultural cuatro películas creadas más para entretener chamacas que para contar historias: A Hard Day’s Night, Help, Magical Mistery Tour y The Yellow Submarine.

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Las tres primeras películas fueron lanzadas al mismo tiempo que los discos homónimos, los cuales funcionaban como soundtrack, aunque en realidad las películas surgían después de los discos.

En el caso de Yellow Submarine, primero fue la canción, la cual apareció en el álbum Revolver (Parlophone, 1966), escrita por Paul y cantada por Ringo. Aunque la canción narra la vida de un marino que vivió en un submarino amarillo donde todos eran amigos y usualmente es identificada como una canción infantil, cuando surgió la gente pensó que era sobre un viaje en drogas y comenzaron a llamar a algunas drogas así, Yellow Submarine.

La canción le inspiró a Al Brodax una historia en la que The Beatles salvarían a la música de los terribles Blue Meanies  (que odiaban la música y para acabar con ella encerraban a los Sgt’s Pepper Lonely Hearts Club Band en una burbuja, pura referencia beatle)

Brodax -que había producido alrededor de 40 episodios de la serie animada de The Beatles para ABC- le contó a Brian Epstein la idea y, aunque la película anterior (Magical Mistery Tour) había sido un fracaso, Epstein le dio luz verde.

El proyecto, una película animada, fue dirigida por George Dunning y escrita por Lee Minoff, Al Brodax, Jack Mendelsohn y Erich Segal; la dirección de arte estuvo a cargo de Heinz Edelman y a causa del citado fracaso de Magical Mistery Tour, ninguno de los cuatro Beatles quiso prestar su voz al proyecto; por lo anterior, ver la película no equivale a estar en contacto con la obra de The Beatles, si no con una creada a partir de referencias al grupo -que sí se encargó de lo que le tocaba: el soundtrack, las rolas.

En el periodo 1968-1969, cuando Yellow Submarine se grabó y lanzó, el cuarteto atravesaba la crisis que habría de llevarlos a la separación y estaban grabando Lei it Be (un disco que era un intento por volver a las raíces de la banda y ver si así la rescataban). El 10 de enero de 1969 es recordado en la mitología beatle como el día que Paul anunció que abandonaba al grupo (también George se fue ese día, pero volvieron después). El lanzamiento de Yellow Submarine se hizo el 17 de enero, como estaba planeado: nació con sus papás peleados y es así el hijo con menos atención recibida, el hijo no planeado.

A lo largo de la película se escuchan 13 canciones de The Beatles -la mayoría aparecidas de discos previos como el Sgt. Pepper Lonely Hearts Club Band y el Revolver-, pero al lanzar el soundtrack, este sólo contenía 6 canciones, que al parecer habían sobrado de otros discos. La única que es reconocida como escrita para la película es All Together Now. Así, el disco carece de la unidad conceptual que otros discos tenían y suena inconexo porque de hecho las canciones estaban separadas (en el tiempo y la concepción).

El lado B contenía música escrita por George Martin para la película, siendo así que la única parte coherente del onceavo disco de The Beatles no la escribieron ellos.

El disco, la película, la canción original eran las sobras de otros trabajos, las ideas de otras personas y gozaron de la indiferencia de John, Paul, George y Ringo (siendo un producto planeado como son planeados los productos de las Boy bands). Yo no sabía nada de eso y descubrirlo para escribir este artículo me hace refrendar que mi amor por The Beatles es verdadero: es capaz hasta de notar cuando un disco suyo, en realidad no lo hicieron ellos.