Fotos: @LunarioMx

 

“Otra Era”, el más reciente disco de Javiera Mena, fue lanzado hace casi tres años y, a la distancia, uno puede percibirlo como el punto más alto en su carrera. Se trata de un disco que contiene todo aquello que hace de Javiera uno de los íconos más representativos del pop contemporáneo manufacturado en Chile: desde su nostalgia eterna en cada una de las canciones hasta su capacidad para crear una pista de baile en donde le hace nombre a aquel inolvidable grito de guerra de Teleradio Donoso, desde sus letras llenas de amor adolescente hasta su talento para crear piezas de pop que van mucho más allá de la simple composición que se queda en la cabeza por mucho tiempo. Es, si se puede decir hoy en día, una de esas cosas que permanecen atemporales al paso del tiempo y, más recientemente, el motor para la gira que Javiera lleva a cabo en nuestro país.

Sin embargo, la otra parte que complementa esa serie de conciertos es la celebración de sus diez años de carrera. El “Otra Era Tour” es más que la tradicional gira para presentar un disco, es más bien un acto en vivo para recordar, celebrar y reafirmar el cariño por una de las artistas más prolíficas de los últimos años. Y ese sentimiento se percibe cuando se es parte de la celebración. Su más reciente parada fue en el Lunario del Auditorio Nacional y, como era de esperarse, lo que sucedió ahí fue algo tremendamente memorable para cualquier seguidor de ella y uno de los actos más emocionantes para todos los que estuvimos ahí.

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Hace falta tan solo recordar el setlist que conformó el concierto, uno en donde abría con “Los olores de tu alma” – la primera canción de “Otra Era”– y que cerraba con su emblemático cover a “Yo no te pido la luna”de Daniela Romo con todo el mundo de hits que se pueden encontrar en medio. Fue un recorrido nostálgico por los tres discos en su haber y una clara demostración de que cada uno de ellos fue manufacturado con un cariño especial, en un momento específico de la vida de su creadora y de aquellos que los escuchamos en su momento. Cada canción traía a la mente un recuerdo y ese recuerdo se veía vívido frente a los ojos. Puede sonar como una hipérbole, pero la realidad es que de eso fue lo que trató.

Y Javiera lo supo perfectamente. Por ello no sorprende que haya decidido enmarcar esos momentos con colaboraciones como Algodón Egipcio haciendo de El Guincho en “La Carretera”, Marcela Viejo recordando mejores tiempos en “Al siguiente nivel” y con Marian Ruzzi (aquella encargada de abrir el concierto también) en canciones como “Sol De Invierno” y “Esquemas Juveniles”. Fue un desfile de memorias, pero también un momento para crear otras nuevas y cada una de las canciones que interpretó sirvieron perfecto para lograrlo. Una fiesta que ahora se recuerda con emoción y con una interpretación difícil de olvidar.

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Porque el concierto también fue una fiesta colectiva, una celebración de ambos lados en donde el escenario y el público se entendían a la perfección, y una exhibición de los talentos de Javiera en solitario, acompañada solamente de una maquinaria como en los viejos tiempos y un trío de bailarinas y segundas veces que complementaron su labor. Fue algo íntimo pero al mismo tiempo un espectáculo sacado de otra era, una en donde el espectáculo frente a los ojos importa, en donde los pasos de baile lucen al compás de las notas y en donde el corazón va por delante de todo.

No importa si el público perdió la cabeza con “Luz de piedra de luna”, si las espadas láser aparecieron en “Espada” o todos gritaron a pulmón con “Otra Era”, si se derramaron lágrimas con “Sol de Invierno” o si se escuchaba al unísono el coro de “Hasta la verdad” y caían papeles dorados del cielo en “Yo no te pido la luna”, cada canción fue un momento especial, uno para atesorar y para crear recuerdos nuevos que complementan a los anteriores. Javiera Mena no sabe fallar y con cada nuevo escenario que pisa lo hace mejor, su show en el Lunario fue todo menos olvidable. Un concierto para traer a la memoria en otra era futura, tal vez una en donde Javiera se convierta en la estrella del pop latinoamericano que siempre estuvo destinada a ser. No se sabe, por ahora todo queda como un casual recuerdo de domingo para no olvidar.