Por Isaac “Breaking Bad” de la Rosa

El tiempo nos tomó por sorpresa, y cuando nos dimos cuenta Breaking Bad había cumplido ya diez años. Mientras tanto, el culto ha crecido y hoy todas las series que vemos en Netflix y otras plataformas de streaming son la triste sombra y el intento por ser un suceso comercial y cultural, como lo fue la historia de Walter White y Jesse Pinkman.

Hace casi una década, Freim se imprimía en papel y el furor de Breaking Bad fue tal que también le dedicamos unas líneas con amor. Hoy rescatamos las palabras de Isaac de la Rosa, uno de los fans más notables de la serie en aquel entonces. Aquí les compartimos ese artículo en su forma íntegra. Celebremos a una de las series más importantes de la cultura contemporánea.

Gabriel Berelleza se alista para salir al escenario en un camerino de los estudios Warner en Burbank, California. Él y su banda, pertenecientes a un movimiento de música norteña conocido como “sierreño”, son el acto musical del show del presentador estadounidense Conan O’Brien.

El conjunto hace honor a sus orígenes con su nombre: Los Cuates de Sinaloa. Lejos ha quedado aquel día en el que los primos Berelleza fueron descubiertos en una banqueta de San Diego, California, donde tocaban sus destartaladas guitarras para conseguir dinero para comer, objetivo que no lograban cumplir algunos días.

Hoy, los primos Berelleza pueden jactarse de haber sido parte de una de los fenómenos más grandes de la historia de la televisión. Este fenómeno se llama Breaking Bad, la serie de televisión estrenada en 2008 que ya es considerada una de las mejores escritas de todos los tiempos, la número 13, de acuerdo a la Writers Guild of America;  y ha sido nominada para un total de 151 reconocimientos por parte de medios especializados, de los cuales ha ganado 50.

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“Negro y Azul” es el nombre del tema que Los Cuates de Sinaloa interpretaron en el show de Conan O’Brien. Se trata de un narcocorrido que cuenta la historia de un capo de la metanfetamina llamado Heisenberg, tema que fue utilizado por primera vez en un capítulo de la segunda temporada de Breaking Bad. El crossover cultural que presenciamos, una banda de narcocorridos tocando para las audiencias estadounidenses, cerrando el episodio especial de “Breaking Bad” para uno de los presentadores más populares de la televisión norteamericana, es tan sólo una muestra del gran impacto que esta serie ha tenido en millones de espectadores.

Bryan Cranston, el actor que interpreta a Walter White en Breaking Bad, declara en cada entrevista que ha concedido, que éste es el papel más importante de su carrera, y que el éxito del show se debe en gran parte a que su papel está perfectamente escrito.

Es bien sabido que no fue fácil para él obtener el rol protagónico de la serie, toda vez que cargaba con la imagen del personaje de padre de familia, torpe e inocente, al que daba vida en la serie Malcom in the Middle. Pero, Vince Gilligan, creador de la serie, ya tenía conocimiento de los alcances histriónicos de Cranston, ya que en 1998 trabajaron juntos en un episodio de The X-Files, show para el que Gilligan trabajó durante más de cinco años.

Breaking Bad y sus 10 años: ¿Por qué Heisenberg es el amo?

Walter Hartwell White se nos presenta en un inicio como un hombre completamente rebasado  por las circunstancias. Un profesor de secundaria, que recién cumple 50 años, es diagnosticado con cáncer pulmonar. La figura de un hombre común y corriente, que ha renunciado a sus sueños y se ha sacrificado por su familia parece ser algo con lo que más de uno puede identificarse.

Ver al mismo hombre ser diagnosticado con cáncer pulmonar nos estremece el corazón y nos hace desarrollar empatía hacia él, y justificar todas sus decisiones, con lo que queda claro que otra de las claves del éxito de la serie es el grado de identificación que tenemos con los personajes.

Walter White se levanta de madrugada, no puede conciliar el sueño, se queda a un paso de lograrlo, como todo lo demás en su vida. Una pequeña placa en la pared certifica su colaboración con un equipo que se hizo acreedor al premio Nobel de química gracias a su trabajo de investigación.

Su cuñado Hank, agente de la DEA, suele meterse con él al señalar que su vida necesita un poco de emoción. Incluso su hijo, que sufre de parálisis cerebral, le mira con cierto desdén. Su esposa, Skyler, se impone a la voluntad de Walter, quien parece haber perdido toda capacidad de decidir sobre los actos más cotidianos de su vida.

El imperio de la “meta”

Breaking Bad nos cuenta la historia de un hombre bueno que toma malas decisiones. Un profesor de secundaria que al verse en una situación crítica, decide cocinar metanfetamina. Pero lo que en realidad nos ha mantenido al filo del asiento durante cinco temporadas es seguir la transformación de ese personaje, y si hay una escena que puede ilustrar el comienzo de este cambio, es esa en la que su socio y ex alumno, Jessie Pinkman, le cuestiona sobre su decisión de introducirse a ese mundo, a lo que Walt contesta “I am awake” (Estoy despierto).

Breaking Bad y sus 10 años: ¿Por qué Heisenberg es el amo?

Dentro del universo de Breaking Bad, México juega un papel importante y existen varias referencias a la narco cultura de nuestro país. Existe un poderoso cartel mexicano que tiene inferencia sobre las decisiones de Gus Fring, creador de un imperio de producción y distribución de metanfetamina que ante la sociedad es un ciudadano ejemplar. También se le rinde culto al santo Malverde, una figura trascendental dentro del mundo del narcotráfico en México. Estos elementos nos ayudan a comprender de una mejor manera la historia y nos hace identificarnos con lo que en ella se vive.

¿Lo recuerdan?

¿Recuerdan aquella vez que una persona se metió frente a ustedes en la fila? o ¿Qué tal el automovilista que nos corta el paso en pleno periférico?, ¿Una manifestación te ha hecho perder una cita de trabajo?, ¿De repente recordaste que Alejandra Guzmán le abrió a los Stones?,  ¿Pueden percibir esa vaga sensación de venganza iracunda que empieza a recorrer su cuerpo?, ¿Qué hace falta para que nos dejemos llevar por esa rabia súbita que logramos dominar justo a tiempo?, ¿Qué hace falta para que nos dejemos guiar instintivamente y comencemos a actuar sin medir las consecuencias?

Breaking Bad nos hacía una entrega semanal de ese alivio. “I am the one who knocks” pasará a la historia como una de las frases más representativas de la sensación liberadora que es tener la situación bajo nuestro control.

Así, después de que la serie finalizó el mes pasado, Breaking Bad aún se siente fresca y viva, debido a que fue marcando un montón de íconos y referencias en nuestra vida.

Nunca más podremos acudir a un establecimiento de pollo frito sin mirar con recelo al dueño, una pizza en el techo de una casa ya no nos tomará por sorpresa, el desayuno ya no será lo mismo sin el encanto natural con el que Walter Jr solía disfrutarlo, nunca más podremos ver a un abogado sin imaginarnos las 500 metáforas que Saul Goodman usaba para sugerir que alguien tenía que ser asesinado (“Send Him On A Trip To Belize” es mi favorita). Walter White se convirtió en un hombre malo y nosotros con estuvimos con él”.