¿Cómo recuerdan su infancia? Para muchos es una cajita de tesoros que se lleva dentro del pecho. Ahí donde vive el olor a lápices nuevos, congeladas de sabores, risas juguetonas o la sensación del sol filtrándose entre las ramas de esos árboles que alguna vez trepamos.
Hay canciones que se sienten así y aunque nombren o no a la infancia, si la invocan, pues suenan a domingo, a cereal con caricaturas, a tardes que no tenían prisa ni reloj, a tu primer amor. Capturan esa esencia y al oírlas, sueltan una brisa tan familiar que atraviesa los años y hoy queremos hablar de algunas de ellas que, nos devuelven a ese lugar donde todo era descubrimiento.
1. “Kids” – MGMT
Con sus sintetizadores efervescentes, esta canción parece escrita desde una consola de 8 bits instalada en el corazón. Se siente el vértigo de crecer, de esa línea invisible donde la inocencia comienza a resquebrajarse. Pero no lo hace con tristeza, sino con una suerte de danza luminosa. Es una postal sonora de lo que fuimos, brillando entre beats como canicas de neón.
2. “The Boy with the Arab Strap” – Belle and Sebastian
Aquí la infancia no es un recuerdo nítido, sino una neblina tibia. Una bicicleta olvidada en el jardín. Con su ritmo sereno y voz que acaricia más que cantarla, esta canción nos invita a caminar de la mano con nuestra versión más ingenua. Hay algo profundamente amable en su forma de evocar lo cotidiano como si fuera épico, ya que al final, de eso va el ser niño
3. “Tal Vez” – Suave as Hell
Un susurro envuelto en reverberación, mientras recuerdas a tu primer crush. “Tal vez” es encontrar entre tus cuadernos viejos de primaria una carta que escribiste y nunca enviaste. Tiene esa fragilidad inocente que sólo existe en quienes aún están aprendiendo a nombrar lo que sienten. Su melodía es juguetona y sencilla pero íntima, como un sueño del que no quieres despertar. Y ahí, entre acordes tímidos, aparece la niñez: “Se que solo tengo casi siete años que ofrecer, pero tú que tienes diez, te sientes la muy grande y solo vas en sexto.”
4. “The Suburbs” – Arcade Fire
Escrita como una carta para los días largos de bicicleta, escondites detrás de casas idénticas y amistades que duraban hasta que se encendían las farolas. Arcade Fire retrata la infancia suburbana con inquietud apabullante. Escucharla es recorrer de nuevo las cuadras de una ciudad que ya no existe, pero aún vive en alguna parte de nosotros.
5. “Thirteen” – Big Star
En voz de Elliott Smith también es altamente recomendable. Esta es la delicadeza hecha canción. Un instante congelado: el primer amor, el miedo dulce, la promesa de un concierto juntos. Aquí la infancia es adolescencia temprana, tímida, titubeante. No hay arrebato ni drama, sólo la ternura de lo simple. Big Star compuso una especie de canción de cuna para corazones adolescentes, y aún hoy nos hace temblar.
6. “Ni de ellos ni de ellas” – Toteking
Tote no romantiza: retrata con memoria de calle y precisión fotográfica los días en que se forja el carácter. Sus versos saltan de la consola a la calle, de los juegos a las decepciones tempranas. Pero entre la crítica y el ritmo, hay un fondo cálido: el reconocimiento de que esas pequeñas batallas también son parte de nuestra infancia, incluso cuando ya no somos niños.
7. “Bros” – Wolf Alice
La amistad, en su forma más pura y luminosa. Esta canción es un abrazo a esa persona que fue todo cuando aún no sabíamos nada. Suena a correr sin destino, a tierra en los zapatos, a secretos compartidos debajo de un árbol. La voz de Ellie Rowsell es susurro, es memoria, es la risa que se escapa en una tarde dorada. Como si nos dijera: aún estás a tiempo de volver.
No siempre recordamos los detalles: los nombres, las calles, los cumpleaños. Pero sí recordamos cómo se sentía vivir sin miedo. Estas canciones, cada una a su manera, nos devuelven eso. Una forma de mirar el mundo sin cinismo. Y aunque sepamos que no podemos regresar del todo, vale la pena asomarse. Porque tal vez, en una melodía, en una frase, en una nota suelta, aún habite ese niño que fuimos… esperando una canción para volver a salir.