Entre los principales exponentes, de la poesía confesional siempre estará presente la figura de la escritora Sylvia Plath, cuyas emociones a flor de piel, sensibilidad artística y privilegiada pluma, terminaron por cautivar al mundo de la literatura y por supuesto a un público que buscaba sentirse cercano a sus autores favoritos. La poesía confesional se trata de un género literario que surgió en el siglo XX y se caracteriza por ahondar en las emociones, pensamientos y vida del autor, quien como libro abierto, nos relata los eventos más íntimos de si, para formar parte de la narrativa, como si de un diario se tratase. El término fue empleado por el crítico literario Macha Rosenthal,

Sylvia Plath poemas

Sylvia Plath: La atormentada, pero brillante mente de una escritora única en su clase

Plath nace en Boston Massachusetts el 27 de octubre de 1932, desde muy temprana edad demostró especial inclinación hacia la escritura, pues con tan solo ocho años publica su primer poema. Hija de un reconocido profesor de  entomología y un ama de casa, algo que influiria en una disyuntiva personal dónde Plath se debatía  entre la sumisión aprendida de su madre u optar por seguir una profesión que, como muchas en ese entonces, estaba dominada por hombres.

Sylvia hablaba desde la franqueza de su propia vida y pensamientos, mismos que, podría decirse, la atormentaban y empujaban a estructurar una cantidad importante de poemas y algunas obras con muchísimo peso en la literatura del siglo XX.

Entre sus obras publicadas tanto de poesía como en prosa destacan: “El Coloso” (1960) “La Campana de Cristal” (1963) “Ariel” (1965)  “Tres Mujeres” (1968) “Cruzando el Agua” (1971)  “Johnny Panic y la Biblia de Sueños” (1977)

Bien dicen que el genio y la locura están estrechamente ligados y aunque no es regla general, sabemos que hay mentes tan virtuosas, como atormentadas que tristemente están condenados a tener una existencia fugaz. Con tan solo 30 años, Plath decidió tomar su propia vida y así, la escritora que fue su propia musa, dejó su propia marca, misma que se extiende al día de hoy, pues ha sido un punto de referencia para muchas personas del gremio y también muchas mujeres al rededor del mundo.

Cinco poemas cortos de Sylvia Plath que debes conocer

Cinco poemas cortos de Sylvia Plath

Espejo

Soy de plata y exacto. Sin prejuicios.

Y cuanto veo trago sin tardanza

tal y como es, intacto de amor u odio.

No soy cruel, solamente veraz:

ojo cuadrangular de un diosecillo.

En la pared opuesta paso el tiempo

meditando: rosa, moteada. Tanto ha que la miro

que es parte de mi corazón. Pero se mueve.

Rostros y oscuridad nos separan

sin cesar. Ahora soy un lago. Ciérnese

sobre mí una mujer, busca mi alcance.

Vuélvese a esos falaces, las luciérnagas

de la luna. Su espalda veo, fielmente

la reflejo. Ella me paga con lágrimas

y ademanes. Le importa. Ella va y viene.

Su rostro con la noche sustituye

las mañanas. Me ahogó niña y vieja.

Los Bailes Nocturnos

Cayó una sonrisa en la hierba.

¡Irrecuperable!

¿Y cómo tus bailes nocturnos van a perderse? ¿En las matemáticas?

Tales brincos y espirales puros…

De cierto que recorren el mundo para siempre; pero no quedaré enteramente vacía de bellezas: el don de tu pequeño aliento; el olor a hierba empapada de tus dormires azucenas.

Incomparable es tu carne.

Fríos pliegues de ego: la cala y la tigridia, que va embelleciéndose…Manchas – y una expansión de pétalos calientes.

Los cometas tienen tanto espacio que recorrer,

tanta frialdad, tanto olvido.

Así se pulverizan tus gestos: cálidos y humanos; luego su luz rosada que sangra y se desuella

al pasar por las negras amnesias del cielo.

¿Por qué me son dados esas luminarias, esos planetas,

que caen como bendiciones, como copos hexagonales, blancos, en mis ojos, mis labios, mi cabello derritiéndose al contacto?

En ninguna parte

El Ahorcado

Por la raíz del pelo algún dios me atrapó.

Sus vatios azules me hicieron chisporrotear como a un profeta del desierto.

Las noches desaparecieron, cerrándose de golpe, como los párpados de un lagarto,

Un mundo de días blancos y calvos en la cuenta sin sombras.

Un aburrimiento buitreo me dejó clavado a este árbol.

Si él fuera yo, haría lo que hice.

Soy vertical, pero preferiría ser horizontal

Soy vertical, pero preferiría ser horizontal

Soy vertical pero preferiría ser horizontal.

No soy un árbol con las raíces en la tierra absorbiendo minerales y amor maternal para que cada marzo florezcan las hojas, ni soy la belleza del jardín de llamativos colores que atrae exclamaciones de admiración ignorando que pronto perderá sus pétalos.

Comparado conmigo, un árbol es inmortal

y una flor, aunque no tan alta, es más llamativa,

y quiero la longevidad de una y la valentía de la otra.

Esta noche, bajo la luz infinitesimal de las estrellas,

los árboles y las flores han derramado sus olores frescos.

Camino entre ellos, pero no se dan cuenta.

A veces pienso que cuando estoy durmiendo

me debo parecer a ellos a la perfección

oscurecidos ya los pensamientos.

Para mí es más natural estar tendida.

Es entonces cuando el cielo y yo conversamos con libertad y así seré útil cuando al fin me tienda:

entonces los árboles podrán tocarme por una vez,

y las flores tendrán tiempo para mí.

 La Rival

Si la luna sonriese, se te parecería.

Das la misma impresión de ser algo hermoso.

Pero aniquilador. Las dos brillan con una luz prestada.

Su boca en forma de O manifiesta su congoja

Por el mundo, la tuya, tu indiferencia.

Y tu primer don es el de trocarlo todo en piedra.

De repente me percato de que me hallo en un mausoleo:

Ahí estás tú, tamborileando con los dedos en una mesa de mármol,

Buscando cigarrillos, rencorosa como una mujer, aunque no tan nerviosa,

Muriéndote por decir algo a lo que nadie rechiste.

También la luna doblega a sus súbditos,

Pero a la luz del día resulta ridícula.

Por otro lado tus insatisfacciones llegan

A mi buzón con afectuosa regularidad,

Blancas y anodinas, expansivas como el monóxido de carbono.

No hay día en que no tenga noticias tuyas,

Mientras deambulas, quizás, por África, pero pensando en mi

 

¿Qué otros poemas cortos de Sylvia Plath conoces?