Cobra Kai: No Mercy

Daniel Larusso aplica la técnica de la grulla, vence a su rival, el villano Johnny Lawrence, y gana el torneo. El bien triunfó sobre el mal una vez más y aprendimos una gran lección: el karate no se trata de quién golpea más fuerte, se trata de mantener el equilibrio. Y así, durante más de 30 años vivimos con la certeza de que realmente había ganado el mejor: era lo justo pues el mal nunca paga.

Pero algo dentro de nosotros, en algún momento de nuestra existencia, sobre todo cuando más golpes recibíamos de la vida, nos decía: ¿y si Daniel San fue en realidad el villano de esa historia? Si analizamos bien la trama de la primera película, él fue el que inició el conflicto. Johnny Lawrence era solo un chico rubio con una novia bonita, viviendo una vida privilegiada y sobrellevando algunos problemas de gente blanca. Daniel Larusso llegó a la ciudad causar problemas, buscar pelea y finalmente quedarse con la chica de otro.

Cobra Kai: duro y a la cabeza, sin piedad

Llegamos a 2017. Alguien se topó con esa inquietud generacional en el maravilloso mundo de data y contenido para audiencias y encontró un poderosísimo insight (una forma sofisticada de decir “idea genial” en el mundo publicitario): Johnny Lawrence es en realidad el héroe que los treintañeros necesitan, el underdog de una generación que conoce bien el fracaso.

Ese alguien fue Jon Hurwitz con Hayden Schlossberg y Josh Heald, encomendados por YouTube a escribir un guion para una serie de 10 capítulos de 30 minutos cada uno. El equipo contó también con la participación de los mismísimos Ralph Macchio y William Zanka en la creación de la historia para esta secuela, quienes además interpretarían a sus personajes originales, con sus 34 años de envejecimiento encima.

La producción final estuvo a cargo de Overbrook Entertainment y Sony Pictures Television. Cobra Kai prometía ser un gran éxito o un gran fracaso, sin la posibilidad de nada intermedio; un ambicioso proyecto con el que YouTube buscaba convertirse en un fuerte competidor en el mundo de plataformas on-demand y tal vez, tal vez, si lograban enganchar a la audiencia, conseguir suscriptores para YouTube Red (nota personal: no conozco a nadie que pague por este servicio).

Y así, el pasado 2 de mayo  YouTube estrenó los primeros dos capítulos de la serie. Dos certeros golpes a la nostalgia que a muchos nos obligaron a ingresar la información de nuestra tarjeta de crédito para poder ver los 8 restantes, que solo estaban disponibles para suscriptores de YouTube Red y esos valientes que creen que van a ser capaces de recordar cancelar su mes de prueba gratis a tiempo.

En 34 años las cosas no han cambiado mucho. El mal, un Daniel San exitoso en los negocios y con la familia perfecta, sigue triunfando, mientras que el bien, un Johnny que subsiste con un trabajo horrible y odiado por todos, se resigna a la derrota.

Si tu pregunta es si vale la pena hacer lo que tenga que hacer para ver Cobra Kai, la respuesta es: definitivamente sí, sobre todo si tienes 30 años o más o estás por cumplirlos.

Cobra Kai tiene esa crudeza que ya no se encuentra en ningún lado: una honestidad que ahora confundimos con mensajes inapropiados pero que también extrañamos. La historia nos devuelve el poder de decir las cosas como son porque así era antes, sin afán de ofender, solo para describir una realidad evidente.

Ese lenguaje es quizás lo más interesante de este contenido que por momentos nos hace sentir que juega con nosotros, como espectadores, retándonos a elegir un lado, el de los correctos tramposos o el de los malos con buen corazón. Un dilema interesante para los millennials y los no tan millennials que alguna vez se han sentido pisoteados, menospreciados o hechos a un lado por no ser lo suficientemente buenos. Cobra Kai incluso puede llegar a despertar en nosotros el deseo de querer que, de una vez por todas ,le den su merecido al “bien”.

Cobra Kai: duro y a la cabeza, sin piedad

Grullas y conspiraciones

Existen teorías en torno al argumento inicial de Cobra Kai desde hace tiempo, en donde el maestro Larusso queda parado como un pelele. En el episodio 22 de la temporada ocho de la serie de televisión How I Met Your Mother “The Bro Mitzvah”, Barney Stinson argumenta que Johny Lawrence, el protagonista de Cobra Kai y férreo villano en la saga original, era el verdadero Karate Kid, y no ese “escuálido perdedor de Nueva Jersey que apenas conoce el karate”.

Sin saber si fue intencional o solo una feliz coincidencia, la historia tiene momentos perfectos y momentos absurdos que no logran más que hacerte reír por lo ridículo, sobreactuado o inverosímil; justo como esas grandes películas ochenteras y noventeras que marcaron nuestra vida, los buenos viejos tiempos en donde el entretenimiento era solo eso y no un profundo análisis de nuestras construcciones sociales.

Cobra Kai es un deleite emocional, con éxitos ochenteros y decadencia que a todos resulta familiar; la dosis de nostalgia del 2018, esa dosis de nostalgia que algún algoritmo ya tiene bien identificada y que no va a dejar de traernos estas historias, durante un buen tiempo, al menos hasta que deje de ser redituable.

YouTube describe Cobra Kai como un dramedyen formato de media hora. El primer episodio tuvo 5.4 millones de vistas en sus primeras 24 horas. A pesar de haber sido gratuito, estos números le dan la posibilidad a YouTube Red de ser un digno contrincante en el torneo.

La buena noticia para los que vimos los 10 capítulos en un fin de semana es que habrá una segunda temporada, programada para estrenarse en 2019.

* Por: Leslie Solís