(…) we live inside a dream.

Tenía 14 años cuando vi Blue Velvet. De ahí nacieron mis inquietudes más oscuras: el deseo de ser un voyeur que juega a ser detective, husmeando en el lado más oscuro de llo cotidiano, entre cortinas entreabiertas, flores de colores saturados y céspedes falsamente verdes. Había algo en la forma en que Isabella Rossellini sangraba una belleza rota, en cómo Dennis Hopper soplaba locura pura a través de una máscara de oxígeno. La oreja en el césped no era una pista, era un umbral; un portal que Lynch abrió para mostrar que el misterio no está en lo que falta, sino en lo que se pudre bajo la superficie: In dreams I walk with you, In dreams I talk to you.. Yo sentía que era Kyle MacLachlan, un joven timido metido en un misterio psico-erótico indescifrable.

David Lynch: El genio multidisciplinario que habitó el misterio eterno

Eraserhead llegó a mí como un manifiesto. Blanco y negro, carne y metal, un hijo deformado que respira con el peso del mundo sobre su diminuto pecho. Lynch no contaba una historia, diseccionaba un sueño febril. Alan Splet creó un diseño sonoro que parecía colarse directamente en las grietas de tu cráneo: ese zumbido constante que te perseguía incluso cuando cerrabas los ojos. Lynch no filmaba para entretener; lo hacía para perturbar, para sintonizarse con los demonios industriales de una mente que nunca duerme.

David Lynch: El genio multidisciplinario que habitó el misterio eterno

Cuando Twin Peaks apareció ante mis ojos, era como ver una película Noir que se disfrazó de telenovela críptica donde todos susurraban en lugar de hablar; pero también era otra cosa: un rompecabezas cósmico, una autopsia emocional. Laura Palmer, envuelta en plástico, no era sólo un cadáver; era el mapa de un pueblo que se desmoronaba entre secretos. Lynch convirtió el café, las donas del agente especial Dale Copper y la tarta de cereza en símbolos de un refugio que no existía, mientras los búhos y las cortinas rojas exhalaban verdades que nunca entenderemos del todo.

David Lynch: El genio multidisciplinario que habitó el misterio eterno

Lost Highway fue un descenso a la psicosis más necrótica, una carretera que se doblaba sobre sí misma. Fred Madison no es un hombre, es una fractura. La música de Trent Reznor y Marilyn Manson se mezcla con los gemidos de un saxofón que llora como si supiera algo que nosotros no. Lynch aquí no sólo juega con el tiempo, lo despedaza. David Bowie aparece fugazmente como un mensaje perdido en el éter, y para cuando intentas encontrar respuestas, la película te ha dejado varado en un bucle infinito.

David Lynch: El genio multidisciplinario que habitó el misterio eterno

Wild at Heart es Lynch una road movie/ópera de excesos, un sueño febril donde el amor y la violencia bailan al ritmo de una carretera interminable. Nicolas Cage, con su chaqueta de piel de serpiente — “un símbolo de mi individualidad y mi creencia en la libertad personal” — , encarna a Sailor Ripley, un Elvis desquiciado que canta Love Me Tender como si el mundo estuviera al borde del colapso. Laura Dern como una “Dorothy” escapando de su propio pasado roto. Y Bobby Peru, con su risa grotesca y sus dientes podridos, un lobo que acecha en este viaje retorcido al corazón del sueño americano.

David Lynch: El genio multidisciplinario que habitó el misterio eterno

Mulholland Drive es un Hollywood en ruinas, un sueño hecho pedazos y vuelto a pegar con cinta adhesiva y vhs´s viejos. Naomi Watts no es sólo un personaje, es una víctima del deseo y la ambición que Lynch convierte en espejos rotos. Los monstruos detrás de los callejones no son criaturas, son restos del subconsciente colectivo. Angelo Badalamenti suena como si estuviera tocando en un limbo de luces de neón y recuerdos podridos. Aquí el cine deja de ser cine y se convierte en un mecanismo que mastica y escupe emociones sin piedad.

David Lynch: El genio multidisciplinario que habitó el misterio eterno

Inland Empire es Lynch en su estado más puro, sin ataduras de ningún tipo (así como sus comerciales para play station y diversos cortometrajes), sin concesiones, sin narrativa. Laura Dern se descompone en mil versiones de sí misma, atrapada en un VHS maldito donde los conejos hablan y las risas enlatadas se convierten en un eco siniestro. Lynch no dirige, convoca. No explica, golpea. Aquí el cine es una reliquia de otro tiempo, un fragmento de una pesadilla que nunca termina. Jack (Scott Coffey), Suzie (Naomi Watts) and Jane (Laura Harring) me persiguieron en mis sueños durante mucho tiempo.

David Lynch: El genio multidisciplinario que habitó el misterio eterno

Hoy Lynch se ha ido. O tal vez no. Lo imagino desapareciendo detrás de la cortina roja, cabalgando un caballo blanco por una autopista infinita acompañado de Michael J. Anderson y Carel Struycken. Usando lentes oscuros y fumando… got a light?

Nos deja su obra: un zumbido eterno (EL CAPITULO 8 DE TWIN PEAKS)’, un misterio que no busca resolverse, un cine que no se ve, sino que se habita. No deja respuestas, deja puertas abiertas a un infinito mar de preguntas. Deja a miles de personas que como él, buscan peces como ideas, inspiración y creatividad infinita. Ahora somos los insectos que habitan en el núcleo de aquel bombardeo atómico: arrastrándonos en el cráter de su legado, escuchando un canto de grillos que nunca termina. Lynch no se ha ido; sólo ha cruzado a una habitación donde los sueños son tan reales como el suelo que pisamos.