Por más de 29 años, La Tremenda Korte ha sido una de las bandas más representativas del ska mexicano. Formada en el contexto convulso y creativo de los años noventa, cuando el MexSka comenzaba a articularse como un movimiento con identidad propia, la agrupación no tardó en convertirse en sinónimo de energía, crítica social y conexión con un público amplio, diverso y entregado.

Hoy, casi tres décadas después, el grupo se prepara para dar un salto artístico que pocos habrían imaginado en sus inicios: un concierto en el Teatro Metropólitan, este 5 de julio, acompañado de una big band de jazz, con arreglos que transitarán del ska al swing, del rhythm and blues al 2 tone, y de ahí a múltiples fusiones que celebran no solo su legado, sino también su capacidad de transformación.

Del slam a la big band: la evolución sonora de La Tremenda Korte

La Tremenda Korte: De las calles al escenario mayor

El fenómeno de La Tremenda Korte se gestó desde abajo. A diferencia de muchas agrupaciones que encontraron el camino rápido al éxito a través del mercado, ellos lo hicieron tocando en foros autogestionados, festivales independientes y escenarios que no tenían reflectores, pero sí mucho corazón. En esos espacios se forjó su relación con el público: cercana, horizontal, casi tribal.

Canciones como “Tanto amor me marea” o “Tres Patines” se convirtieron en himnos generacionales. Su música era —y sigue siendo— una mezcla vertiginosa de fiesta y mensaje. Entre saltos, coros masivos y slams desbordados, había también espacio para hablar del desempleo, la desigualdad, la represión y el amor desde el margen.

Con el paso del tiempo, el grupo supo mantenerse vigente sin repetirse. Su discografía es testimonio de esa inquietud artística: desde el enfoque urgente de ¡Venga la Sentencia! (2000), pasando por la madurez de Frecuencia Rebelde (2004), hasta la sofisticación rítmica de Tremendamente (2019). En cada etapa, La Tremenda ha sabido ampliar su paleta sonora sin perder la identidad que los distingue.

Un nuevo capítulo: jazz, orquesta y resistencia

El espectáculo anunciado para el 5 de julio marca una nueva etapa. No es solo un concierto conmemorativo: es una propuesta artística ambiciosa que busca reimaginar el repertorio de la banda a través de una orquesta de jazz. La colaboración con la Big Band Jazz Ritmo Nacional será el eje de una noche que promete versiones inéditas, arreglos orquestales, invitados especiales —nacionales e internacionales— y el estreno de nuevas canciones que formarán parte de su próximo álbum: Resistencia Sonora.

El título del disco no es casual. La palabra “resistencia” ha acompañado a la banda desde sus inicios, no como consigna vacía, sino como práctica constante: resistir la tentación de comercializarse sin sentido, resistir la homogenización de la industria, resistir desde la música como trinchera creativa. En ese sentido, este concierto es más que un homenaje: es una reafirmación.

Además, el grupo ha demostrado tener una sensibilidad estética que va más allá del sonido. Recientemente, estrenaron el videoclip “Western Special”, una versión instrumental de un tema de Martín Aberdeen, dirigida por el fotógrafo y baterista Herbey Morales. La pieza, filmada en blanco y negro como un homenaje al cine mudo, muestra una faceta distinta, más introspectiva y visualmente cuidada, que amplía el universo simbólico de la banda.

El ska que no se rinde

En tiempos donde la música urbana domina las listas, y donde muchos géneros alternativos han sido relegados a nichos cada vez más pequeños, que una banda como La Tremenda Korte apueste por la expansión musical, por el riesgo estético y por un discurso coherente, resulta no solo valiente, sino necesario.

Porque el ska, como género, no está muerto. Solo necesita recordarnos —como lo hace La Tremenda— que su poder no reside únicamente en el ritmo acelerado o los metales encendidos, sino en su capacidad para hablarle a la gente real, con historias reales, desde un lugar que no se rinde ni se calla.

El Teatro Metropólitan será testigo de esa vigencia. El slam tal vez se transforme en aplausos de pie, y el baile frenético en una ovación orquestal. Pero el espíritu será el mismo: una fiesta rebelde, una ceremonia colectiva, un recordatorio de que hay música que no se dobla ni con los años ni con la industria. Consigue tus boletos a través de Ticketmaster