Por María Sánchez y Ricardo Pineda / Fotos: Mario Hernández, cortesía Festival Aural
La pasada edición del Festival Aural (13-17 de diciembre de 2017) tal vez sea recordada como una de las más dispersas y difíciles en su historia, derivado en buena medida por el sismo del 19 de septiembre que orilló a reconfigurarlo en su mayoría, poniendo en jaque su ya de por sí complejo formato de nicho. Pero también fue una en la que se sintetizó como en pocas veces la contundencia, vértigo y pasión de sus linderos sonoros.
- El que fuera la cereza del pastel del festival para el público más nutrido, terminó por ser el abridor de las actividades. Haber visto a los canadienses Godspeed You! Black Emperor fue una experiencia similar a presenciar un fenómeno natural; enfrentarse a un ente que chupa la energía de forma contundente, sin la faramalla y reflector que suele habitar de forma infinita en el rock. Una de las noches más potentes, especiales e inolvidables en todo el festival. Irrepetible.
- Para la segunda noche, aquella en la que Kim Gordon se bajó del barco debido a la reprogramación y en su lugar subió un monstruo de dos cabezas comandado por KK NULL & Balázs Pandi, si bien tuvo la contundencia y brutalidad tanto de estos dos grandes como del dueto mexicano (SIC), la entrega y poderío correspondieron a una sola dupla: Lightning Bolt. El Indie Rocks fue tomado sorpresivamente por un público que fue llenando el recinto más de lo esperado, a punta de bajo, batería, ruido, volumen y salvajismo sonoro. Brian Chippendale y Brian Gibson seguro estuvieron de acuerdo en que la del jueves 14 de diciembre fue una de las mejores noches de su carrera. Brutal.
- elnicho siempre ha puesto en jaque al público, con venues distintos, horarios retadores y propuestas no menos convencionales. Tanto cambio de fecha, de talento y de propuesta seguro incide sobre la afluencia y la asistencia. Sin embargo, ésta es inversamente proporcional a su poderío, alcance discursivo y relevancia. Momentos para la posteridad, diminutas concurrencias y un reto que se presume mayor año con año, tanto para Eric Namour y su equipo como para el público y la disposición de ofertas distintivas de calidad a las cuales asistir.
- La parte medular del Festival Aural 2017 fue la presentación de Roscoe Mitchell y el Chicago Underground Duo, la cual nos hizo recordar incluso los inicios de Radar, los conciertos históricos de jazz libre y la presencia razonada de leyendas que siguen dando de qué hablar de cara al futuro. Rob Mazurek es una bestia y Roscoe Mitchell es una fuga de gas que nunca corta. Concurrencia notable, alto nivel… ritos solemnes.
- La primera de las dos jornadas largas de elnicho, tomó por sorpresa a varios de los asistentes con la noticia del fallecimiento de Z´EV. Dolor, confusión en una tarde no menos potente y especial en el Faro de Aragón. Un lugar mágico contra los pretextos de fin de semana.
- Hay quien asevera que el público mexicano de horizontes experimentales está demasiado disperso o prácticamente no existe. Tal vez es un error de perspectiva, tal vez el público sigue abúlico ante los desafíos culturales; ¿se ha de esperar una tarde más especial que la que se tuvo en Casa del Lago?, ¿un reflector mayor?, ¿se está errando en el objetivo? Quien sabe, si detrás del silencio siempre ha estado el abismo.
El 2017 no fue un año especialmente fácil o “disfrutable” en su mayoría, sin embargo, eso lo hace más aterrizado, importante y real. Ojalá haya más Festival Aural y elnicho para rato, ojalá continúen los vuelos altos a sombra discreta. Paz y ruido.
