El sábado pasado Fiusha nos invitó a lo que sería su última presentación en el Zinco, su casa en la Ciudad de México, antes de partir un mes de gira por Nueva York.

Antes de salir a romperla con su último concierto en la ciudad, estuve platicando con Mou, baterista de la banda y entre muchas otras cosas, me contó que llevan ya 15 años tocando juntos; con múltiples entradas y salidas de integrantes y demás situaciones que vive una banda con su trayectoria, finalmente han logrado lo que se convertirá en su alineación definitiva y están determinados a volver la escena jazzera de la ciudad en algo redituable (¡Por fin!).

Salen del camerino atravesando el local completo, bien prendidos y con sus outfits bizzaros, obvio lentes de sol y pelo largo. Toman el escenario y se disponen a soltar el groove para que todos se pongan a bailar; no es para menos, han estado en festivales como el Golliat y han sido teloneros de nada más y nada menos que los Screaming headless torsos y ahora se lanzan a la gran manzana para abrir las presentaciones de Oceanographer, la banda alternativa del bajista de The roots, y por supuesto aprovechan el viaje para exportar el talento nacional en varias presentaciones a lo largo de todo el mes.

Durante la noche, presentaron música que encontraremos en su última producción “Funk Da Power”, misma que saldrá a la venta el próximo Jueves 9 de Octubre (anoten) en una fiesta que se llevará a cabo con invitados especiales y todo lo que amerita la ocasión. Traen el concepto de manejar ellos mismos el material que están produciendo con el fin de ir quitando intermediarios entre los creadores de la música y el consumidor final; su onda es romper con el tabú de hacer simplemente música virtuosa y a su vez ir quitando esa barrera ídolo-fan, más bien integrar esos conceptos para así lograr que la experiencia en vivo sea algo muy rico, tanto  para el músico como para el público asistente y precisamente eso fue lo que vivimos durante toda la noche.

Con la voz explosiva de Jenny Beaujean en los coros, fuimos testigo del reventón que arman en cada una de sus presentaciones  desde que comienzan a tocar hasta que terminan la noche, dejan todo canción tras canción; el encanto principal es que no sólo nosotros lo estamos pasando de lujo, si no ellos también lo pasan bomba a lo largo de toda la sesión.

Han llevado todo el poder de su funk desde Guatemala hasta Estados Unidos con el único fin de poner a bailar a cuanta alma se les cruce en el camino; con influencias como Earth, wind and fire y The fugees, consiguieron un sonido único que sólo puede ser el resultado de la combinación de los diferentes estilos de sus integrantes condensados bajo el ala de la maravillosa –y caótica- Ciudad de México, volviéndose un referente del movimiento urbano-jazzero en la capital.

Por ahora se nos van, pero estén pendientes a su regreso y sus próximas presentaciones, ¡Van con su última producción: Funk Da Power!