Kurt Cobain, nació el 20 de febrero de 1967 en Aberdeen, Washington y se suicidó el 5 de abril de 1994 en Seattle, para así ser miembro de las filas del mítico club de los 27.

Muchos piensan que Cobain y Nirvana fueron elegidos para ser la cara del grunge por su apariencia física y no por su talento, lo cierto es que todos conocemos alguna canción de Nirvana a casi tres décadas de la muerte de Cobain.

Kurt Cobain no hacía música por la fama, lo hacía por qué la amaba. Fue el éxito lo que lo rompió

Puede que Kurt Cobain también pensara que su banda no era lo suficientemente buena, ya que tenía una relación de amor-odio con el éxito que escalaba cualquier proporción que llegó a soñar.

A llegar a la cima, Cobain actuaba como si fuera su peor pesadilla, se quejaba de los elogios de los críticos, pero leía sus reseñas una y otra vez, decía que le molestaba la atención que recibía en el canal MTV, pero llamaba a su manager constantemente para preguntar por qué no pasaban sus vídeos más a menudo.

“Los medios convirtieron a Cobain en la voz de toda una generación, y fueron ellos quienes lo destruyeron”.

Nevermind fue la producción que catapultó a Nirvana y con la que banda dejó de realizar presentaciones en pequeños recintos y saltó a los grandes escenarios en los que congregó a más de 100 mil personas.

El sonido potente y desgarrador de sus canciones fue elogiado por los expertos en múltiples ocasiones y Nirvana lideró por varios meses las listas mundiales de popularidad con sus éxitos.

Debe ser difícil comparar tu pasado con lo aterradora que resulta ser la cima de la fama, estar en revistas de portadas, y mirar a tantas personas imitándote.

Los estragos de toda esa atención llevaron a Kurt Cobain a chocar con varias sobredosis de heroína, droga que juró nunca consumiría.

Tras la noticia de su deceso, tres días después, al ser encontrado su cuerpo con una carta de despedida el 8 de abril, la Generación X perdía a su juglar y gran ídolo musical, aquél que escribió con sangre su nombre en la historia del rock.

Aunque a final de cuentas para algunos psicólogos, el suicida no se quita la vida, sino busca otra.

“Paz, amor y empatía”, puso antes de su firma. Y a continuación se despidió de su mujer y su hija:

“Frances y Courtney, estaré en su altar. Por favor, Courtney, sigue adelante. Por Frances, por su vida, que será mucho más feliz sin mí. ¡Las quiero! ¡Las quiero!”.

Nuestra cultura esta obsesionada con los músicos muertos, con todo lo que rodea al maltrecho artista que solo busca expresarse y al que todos convierten en un icono para siempre.

¡Feliz cumpleaños, Kurt Cobain! Has dejado un magnifico legado y sigues vivo en el mismo.