Por: Ricardo Pineda. Foto: TW Raquel Miserachi

 

¿Qué pedo? ¿Siempre sí alcanzaste ticket para PiL? Vi que en redes sociales la pandilla andaba chilloteando porque ya se habían acabado los boletos.
Nel, pus si los que lo armamos desde antes no pasamos por esas, pus es que yo sí sé de qué lado masca la música, papi.

¿Eres punk de la Condesa?
– Ah, tú también eres de esos… no, fíjate. Había de todo: mucho ruco con jeta, la mayoría arriba de la treintena. Mucho fan de a devis, uno que otro trasnochado con playera del América pero con el logo de los pistols (Nevermind the Chivas). La reventa se puso guapa y la organización haciéndose de la vista gorda. Llegó hasta 2,500 pezones, acreditados pocos, logos del PRI varios.

Bueno, bueno, pero ¿y el concierto?
Muy bien. Más cabrón de lo que esperaba, me recordó los buenos tiempos: empujones, olor a verija, toque a discreción, gente de a deveras. Yo tenía bajas expectativas, mira que eso de la nostalgia no es mi taza de café, pero…

¿Sí estuvo punk?
Ah sí, que tú eres de esos de la playera de las Chivas. No te enteraste, ¿verdad? Que John Lydon tiene una carrera sólida después de los Pistols, más interesante y cabrona todavía. Que hace cuatro años revivió a la bestia tras 20 años de receso. Obvio, con nuevos músicos que además están cabrones. ¿Sabías que traen al guitarro de The Mekons?

En sí, todos los músicos están perros, ¿no?
Sí, hasta su guarura que traen en el escenario, el Rambo. Es su mero compa desde morro.

¿Guarura? Pos ora, ni que qué…
No mames, le siguen gritando mamada y media y aventando cosas, la pandilla cree que el chiste de hacerse el verguero sigue siendo punk. Más bien me dio la impresión de que Lydon es un alma sensible, pensé que no pelarían arriba de la tarima, pero en cuanto empezó “Albatross” dije “ay cabrón, esto sí va en serio”. Esa inocencia siniestra de los viniles tardíos a los que les entré cobraron sentido. Wey, las guitarras parecen tocadas con una navaja oxidada. El set bien equilibrado, no se guardan los ases bajo la manga en ningún momento. No tienen mucho de donde pichicatear el pinole rico, tampoco.

¿Momento clímax?
En corto despacharon: “Love Song”, la tercera y el momento más álgido del pogo, bailecito con empujones o slam, ¿cómo le dicen ahora?

Suenas a ruco.
Pues es que… era de deuda. No, pero sí pinches viejitos, le echan unos huevotes: 15 macanazos con todo y encore en dos horas. Macizo, de mis mejores conciertos del año, fácil. Sin pensarlo.

¿De sonido, qué tal?
Pues bien a secas, al principio Juanito se emputó de que los monitores estaban pa mearlos, pero luego se amarró mejor. Fíjate que pasó del calor a lo frío en corto, bajó rico, unos pasajes perros. El del bajo es un animal sin ser ningún genio, Scott Firth se llama el vato. Luego los jetones seguían con su rostrote de vendedores agrios de discos del Chopo, pero ya con chela y toque encima, leve que le sonreían, igual que los de PiL, que le metieron meco a las chidas: “Deeper Water”, “Death Disco” (aquí brutales), “Religion” fue todo un viajesote. El bajero sacó un chunche de palo como slide-bass electroacústico muy cuco, tuvo unos pasajes muy cabrones.

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¿Osea estuvo cabrón? ¿Sí valió el mame de redes?
Es que lo que pasa es que en redes se hace grandote el chisme, ¿sabes? Realmente no era para tanto, sí estuvo más cabrón de lo que pensé que estaría. Pero,¿cuántos éramos? No más de 2,000 pelados y peladas. Pero la gran mayoría atentos, de coraza, uno que otro simio en esteroides que se agarró un incauto a chingadazos, pero todo bien. Olía a piraña, chingón, chela en el suelo. Como un concierto.

¿Tomaste foto?
Sí, pero discretona. La pandilla gritaba con todo su derecho “baja tu chingadera”, no había acreditaciones de foto, así que no quise arruinar el bello momento. Ahí te van un par culeras de celular y el setlist del Facebook de Hugo.

¿Te sientes un ser humano mejor por haber asistido?
Al chile no. Lydon me parece un tipazo, limitado y noble, con sus flemas y su bronquitis vueltos víscera. Lo disfruta un chingo, más allá de ver a una agrupación leyenda de casi tres décadas, lo que me queda claro es que el pedo en vivo que trae PiL aún tiene mucho sentido, tiene un discurso y una articulación que sigue sonando punzante, pese a que no sean los más letrados, los más pasados de rosca de la cuadrilla ni los más “true” de la escena. Eso ya vale para pláticas de flaquitos entubados los sábados. Yo me voy con la sonrisa puesta de que fue un gran concierto.

¿Y el final?
Perronsísimo, “Open Up”, coverzaso a Letfield. Increíble de sutil y directo al mismo tiempo todo el show: pasaron de un ambiente bar inglesote roquero guitarrero machacón, a un aura negra y decadente post apocalíptica, hasta llegar a convertir El Plaza en una pista de baile rave. Morenos y güeros se me pandearon por igual; fue emotivo ver un chingo de alegría entre tanta jeta de “me la sé, no me estés chingando”.

¿Con qué te quedas?
– Con la certeza de que PiL es un caballito de sólo dos velocidades, pero que aún a su paso se adelantó el putazo al futuro para decirnos que estaba del culo. Hoy “disfrutamos” ese futuro de mierda, llegamos.

¿Vas a escribir la reseña para Freim?
– Nel, a la banda ya le dan igual las reseñas, al rato suben los videos a Youtube. Las fotos me las voy a agenciar de las redes, espero no se peine la banda. Es por una buena causa.