Por Arqueles Estrada

Muchas veces me he preguntado si Radiohead es o no una verdadera banda legendaria a la altura de otros grupos ingleses que se han vuelto titanes del gremio. Estoy hablando de los David Bowie, los Jimmy Page, los Morrisey, los Ian Curtis, los Keith Richards, los Damon Albarn. El común denominador entre todos ellos es que como buenos artistas, han sabido hablar a sus contemporáneos acerca de la realidad que les tocó vivir.

Por ahí escuché que Radiohead es el Pink Floyd de nuestra generación. Esto complica las cosas porque, por ejemplo, al comparar sus méritos musicales, hablar acerca de si Radiohead está tan volado y es tan experimental como Pink Floyd es algo difícil de aclarar.

Yo en lo personal le di una jerarquía mucho mayor a David Gilmour y compañía por el simple y sencillo hecho de que ellos ya son parte fundamental de la historia de la música popular. Es decir, “Another Brick In The Wall” existe hasta en versión mañanitas con Mariachi.

Pero, ¿no podemos decir lo mismo de producciones como The Bends, Kid A y, más recientemente The King Of Limbs? La música de Radiohead, sobre todo después de la salida de The Bends en el 95, ha buscado innovar y discutir sobre las cosas que hacen al hombre actual, aunque aparentemente sus letras sean depresivas y dignas de un buen loquero.

Pink Floyd hizo un concierto en el anfiteatro de la vieja ciudad romana de Pompeya en 1971, Radiohead ocupó por su parte la Arènes de Nîmes en 2012; A Thom Yorke le gusta hacer space rock como a Syd Barret, Johhny Greenwood es un virtuoso de la lira como David Gilmour; ambas bandas le dan muchísima importancia a la parte visual de sus presentaciones. La lista de similitudes podría continuar, pero dejaríamos de lado lo que en el fondo justifica que Radiohead pueda ser el Pink Floyd contemporáneo.

Como dije en un principio, las bandas que conforman el Olimpo del rock inglés se encuentran ahí porque con su música lograron hablar acerca de su tiempo. Al diluirse la influencia esquizofrénica de Syd Barret, la crítica se volvió parte fundamental de las composiciones de Pink Floyd bajo el mando de Roger Waters, quien produjo el The Wall como una declaración personal en contra del sistema político, social y económico de la posguerra, hablando a toda la gente de su edad que había sufrido lo mismo.

También se estaba quejando de la forma en que las disqueras dejaron de preocuparse por el público ofreciendo entradas por millares a conciertos en estadios, generando una falta de respeto mutua entre el artista y el espectador. Los problemas y las preguntas que asediaban la mente de Waters se volvieron el móvil para la música de Pink Floyd.

Radiohead se encuentra haciendo exactamente esto en la actualidad, llevan varios años preguntándose filosóficamente sobre su tiempo, y generando que su público piense también sobre su vida y sus acciones en la sociedad.

La intención sigue siendo en esencia la misma: ofrecer experiencias y reflexiones al espectador. Ver en vivo a Pink Floyd era todo un viaje, y ver a Radiohead en la actualidad también lo es. Syd Barret proponía el uso de reflectores, tocaba con un encendedor de metal las cuerdas de su Telecaster y usaba una capa negra como parte de la ambientación para sus shows. Podría decirse que ahora Thom Yorke usa la capa de Barret, y dirige a su público a través del viaje espacial.

Ahora, hagamos las distinciones. La música que hace Radiohead tiene todo que ver con los problemas filosóficos de su tiempo, y esto no pasa porque Thom Yorke haya leído textos de Chomsky, o El Hombre Unidimensional de Marcuse, o la teoría estética de Hegel y todos los volúmenes de la filosofía marxista del trabajo.

Sin embargo, sus letras reflejan las inquietudes de toda una generación sobre las circunstancias que le rodean. Por ejemplo, No Surprises:

“A job that slowly kills you, bruises that won’t heal. You look so tired-unhappy. Bring down the government, They don’t, they don’t speak for us”

Esto bien podría ser dicho por cualquier Godínez que odia a su jefe, y que siente como el trabajo diario le va chupando el alma. Otro buen ejemplo es Let Down:

“Transport, motorways and tramlines, starting and then stopping, taking off and landing, the emptiest of feelings.”

Cualquier citadino sabe el estrés y la extraña sensación de soledad que uno percibe al subirse a un vagón del metro o al ir manejando dentro del tráfico en hora pico. La enajenación a la que se enfrenta el hombre actual por el uso de la tecnología es un tema muy tratado por Radiohead, de ahí la advertencia de volvernos androides paranóicos, y la descripción del mundo acelerado que escuchamos en Idioteque.

Estos no son los únicos temas tratados por Radiohead en su música: El precio de un disco o una entrada al concierto, el amor, la sociedad, la creación, el dolor, la oscuridad, lo sublime, el uso de la tecnología, la frustración, la naturaleza, la vida, los sueños, lo que se encuentra más allá de nuestras manos, las miradas hacia el futuro, entre muchas cosas, son mencionados en las letras de sus canciones.

Basta con decir que Radiohead es una banda con letras que en apariencia no dirían nada (más allá de que a veces no se entienda lo que Yorke canta), pero que entre líneas son un mapa bastante fiel de nuestra forma de vida actual. Mis siguientes publicaciones profundizarán más al respecto, por el momento, piénsenle, en vez de sólo decir OK, Computer.