Por Ricardo Pineda (@Raika83)

Muchos se quejan de algo tan atípico como un concierto en domingo. Sin embargo, para otros, puede ser una experiencia de menos cómoda, debido a la disminución en cuanto al aglomeraciones se refiere, sobre todo si estamos hablando de un venue como el José Cuervo Salón, ahí por los rumbos poco amables para el transeúnte y el automovilista que es Polanco.

Los conciertos en domingo por la tarde-noche son algo habitual en los fans mexicanos del hip hop, uno que se caracteriza por ser muy fiel e intenso: se saben las canciones, mantienen la actitud, la mayoría viene de estratos populares, y muchos de ellos son también generadores de la cultura que enriquece al rap.

Este domingo 13 de abril no fue la excepción para ese público fiel, quien se dio cita desde antes de que se abrieran las puertas del Salón Vive Cuervo (18:00 horas) para ver a su artista, Kase O, otrora vocalista de los españoles Violadores del Verso, quien apenas hacía cosa de cuatro, cinco meses nos visitaron en el mismo recinto, con una fluencia mayor al doble de los asistentes a este domingo.

kaseo

Lo que Kase O, rapero ibérico de cepa y por muchos considerado el elemento clave de los Doble V, vino a presentar a DF traía su jiribilla, se trata de su proyecto solista, Jazz Magnetism, que no es otra cosa sino las letras de distintos momentos de la carrera de Javier Ibarra, lacadas finamente con una banda de jazz tras de sí: los Magnéticos, banda de cinco músicos (percusiones, batería, bajo, guitarra y poderoso saxofón) que acompañan a Kase y brillan por ser excelentes músicos, pulcros en ejecución y variados en su flow.

El público que apenas llenó el 50% de la capacidad del Salón, raperos fieles en su mayoría, se fue sorprendiendo de a poco al presenciar no sólo la capacidad técnica y pasión de Javier Ibarra en el micro, sino de la versatilidad y solvencia del ensamble completo: había acid jazz negrísimo sobre la tarima, funk, síncopa con clase, momentos sutiles y sensuales, reinterpretaciones desbordadas, funk e improvisación discreta.

Kase O y su banda se veían felices, enfatizando que México ha sido la mejor noche de su gira, todos cantaban y rapeaban, todos bailaban y se entregaban. Una noche de jazz rapeado, de hip hop jazzeado, como pocas. De esas sorpresas en las que esperas algo bueno y te lo mejoran dos veces. Kase agradecía y hacía un llamado por seguir robusteciendo la escena del hip hop mexicano, con dos invitados nacionales a lo largo del set de poco más de hora y media, en donde Erick Santos fue el más memorable y a la altura.

Una noche distinta, en donde los amantes del hip hop se llevaron gratas sorpresas. Músicos y fans se amalgamaron en una fiesta refinada, amable, de buen mood y espíritu de unión, mucho rap y sonidos íntimos. “Ballantines” y “Cantando” se abrocharon la noche por completo, en donde tanto las piezas de Violadores del Verso,  las participaciones en el disco de R de Rumba y el catálogo temprano de Kase O brillaron inmaculadamente, gracias a las sorpresas y a los sorprendidos. Más noches como esas para el DF.