Durante los tiempos en los que no existía el internet, dar con términos como “el grupo más importante del mundo” o “la canción que todos cantan” era un asunto mucho más fácil de discernir, ya sea por niveles sociodemográficos, homogeneización de gustos o abiertas limitantes culturales. No había una multidiversidad en la palestra mainstream, y si la había, sucedía a una escala en la que no se podía competir con The Beatles, Madonna o Michael Jackson. Hasta que un día, décadas después, llegó el k-pop.

Ubicado a kilómetros de distancia de la región de habla hispana, con una senda barrera llamada lenguaje y una cruenta historia de guerras y transformaciones sociohistóricas notables, Corea del Norte es el semillero de uno de los imperios globales en el mundo de la industria musical.

Si bien el k-pop surgió en la década de los noventa, no fue sino hasta cosa de 15 años que viene siendo un verdadero tronadero mediático en todo el orbe (sí, todo). Incluso hoy en día, tras el relativo fracaso de los formatos físicos en la música, los artistas de k-pop son los únicos que se pueden jactar de mantener viva la llama de las ventas por cd, además de poseer unas ediciones increíbles, hermosas, con diseños en suculentos tonos pastel; verdaderas joyas para los coleccionistas.

Ni rock ni reggaetón: ¿El k-pop es el género más popular?

Si bien el k-pop tiene ya sus buenas décadas siendo lo que es en nuestro planeta, el boom  comenzó en 2012, año en el que la banda coreana JYJ inició la era coreana en Latinoamérica, ya que ellos fueron los primeros coreanos en salir de Asia para venir a lejanas tierras del sur de América.

Así también, el suceso vino también de la mano de Music Bank, CNBlue, Shinee, Super Junior, MBLAQ y BTS, quienes hoy son férreos exponentes del género. BTS han sido figuras recurrentes en el Billboard Music Awards, ganando el premio al Mejor Artista en redes sociales, superando a cantantes como Justin Bieber, Selena Gómez, Ariana Grande y Shawn Mendes.

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La diferencia

¿Qué es lo que hace al k-pop el fenómeno que es hoy? El periodista y especialista en música Mark James Russel explica en su libro K-pop Now! La revolución musical coreana, que cuando llegó a la isla en 1996 comenzaba a sonar H.O.T, uno de los pioneros del género, desatando una ola de furor imposible de comparar con nada que hubiese visto en Estados Unidos o Europa. “Con frecuencia, algunas personas dentro de la industria musical coreana me preguntaban: ¿cuándo cobrará importancia en los Estados Unidos algún grupo coreano? En aquel momento la pregunta parecía absurda. Cuando llegué a planteárselas a ejecutivos de la industria musical de Occidente, siempre respondían lo mismo: ‘¿por qué querríamos un Destiny’s Child coreano cuando tenemos a Destiny’s Child? También tenemos a Beyoncé y a Justin Timberlake’. En definitiva el K-pop tendría que esperar. El problema era que el K-pop no quería esperar; siguió creciendo y empujando, conquistando más y más seguidores”.

Para finales de la década de los noventa, con la ola coreana y el nuevo modelo económico basado en las exportaciones de los chabeols (conglomerados empresariales como Samsung y Hyundai, que están en la base del espectacular desarrollo económico de esta nación) Corea pudo expandir sus horizontes a nivel tecnológico y cultural, incluidas las productoras de entretenimiento como SM Entertainment, estallando lo que hoy sigue siendo un fenómeno global.

Quizá la única diferencia entre el pop coreano y el anglosajón es que en el primero todo es más exagerado. Sus boy bands pueden estar formadas hasta por 12 componentes (caso de las superestrellas EXO, que tuvieron que escindirse en dos grupos). Sus canciones son más empalagosas, sus coreografías más pronunciadas y su maquillaje más histriónico. Sus fans son los más ruidosos del mundo. Hoy, los seguidores de EXO superan por muchos a los salientes Beliebers a la hora de hacer ruido en las redes sociales en un concurso de MTV. El k-pop es el género mundial por excelencia.