Es un día del 2002, traían sueños, cargaban anhelos y tenían mucho por decir sobre este mundo, sobre el amor, sobre la vida. Hoy, 2018 pueden estar orgullosos de todo lo que han escrito porque Dorian es el claro ejemplo de cómo cuando haces tu música con amor y pasión; todo sale perfecto.

Han pasado por el Vive Latino varias ocasiones, han visitado los festivales de música más importantes de México, pasaron por una noche mágica en el Lunario pero ayer tuvieron la corona de todo el éxito cosechado con El Plaza aclamándolos, coreando y bailando con esa energía que sólo Dorian es capaz de contagiar.

La noche que Dorian bajó el paraíso (y no era artificial)

“Muchas gracias por venir y acompañarnos teniendo tantas propuestas musicales en su Ciudad. Muchas gracias.”

Así es, pasaban las nueve de la noche y comenzaba a sonar un intro característico de los españoles, todo comenzó con “La Isla” entre vitoreos y saltos. La banda nos consentía con la fiesta grande, correspondiendo el amor que siempre han recibido en la CDMX.

De esta manera, entre el baile nos presentaban su más reciente producción: “Justicia Universal”, el cual tocaron casi por completo.

“Por un México, por una España libre de corrupción política.” – Dijo Marc después de tocar “Justicia Universal”.

Durante todo el show hubo una llovía de emociones que nos será difícil olvidar. Canciones como “La mañana herida”, “Paraísos Artificiales” y “Verte amanecer” nos llevaron a los ayeres cuando “La Ciudad Subterránea” comenzaba a formar parte del soundtrack de la vida.

Hasta que llegó “A cualquier otra parte” para dar los toques nostálgicos que se potenciaron después de la oda que resultó “Llévame”, un tributo a toda Latinoamérica.

Finalmente, podemos decir que Dorian sigue creciendo exponencialmente gracias al amor y fidelidad que existe entre sus fans y la agrupación. Esperamos que siga toda esta pasión y que alcancen escenarios aún más grandes pues son una de nuestras agrupaciones más queridas. Agradecemos la correspondencia que dan para México.

 

Fotos por Astrid Cosette Vázquez

La noche que Dorian bajó el paraíso (y no era artificial)

La noche que Dorian bajó el paraíso (y no era artificial)

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