Hace 27 años, cuando una banda de británicos veinteañeros llamada Seymour había decidido cambiarse el nombre a Blur, con tal de tener una oportunidad en la industria y comerse al mundo, nació Leisure, su álbum debut.

Damon Albarn, Alex James, Graham Coxon y Dave Rowntree se conocieron en la universidad y en ese preciso momento, motivados por su amor a la música, decidieron comenzar a tocar lo que en ese entonces estaba de moda: shoegaze puro.

Si bien un año antes habían liberado “She’s So High”, este sencillo no se convirtió en un hit, pues la recepción que tuvo no fue la mejor. De todos modos decidieron incluirlo en esta entrega discográfica y entonces el público le dio una segunda oportunidad, con lo que lograron establecerlo como uno de sus temas emblemáticos y además fue agregado en el compilado Blur: The Best Of.

El cuarteto plasmó (como en todos y cada uno de sus discos) sus sentimientos, emociones y anhelos.

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¿Es Leisure el mejor trabajo de su repertorio? No, de hecho podríamos atrevernos a decir que está bastante lejos de eso, pero en realidad este mismo álbum fue el que los llevó a comenzar un camino que auguraba una carrera musical que llegaría a la cima.

Blur salió a los escenarios y no fueron solo 4 rostros frescos y agraciados, los logros cosechados fueron fruto de la perseverancia, el trabajo duro y el talento.

Claro que cuando lanzaron Leisure, jamás se imaginaron que conseguirían el éxito, que protagonizarían (a lado de los Gallagher) una de las batallas más emblemáticas de la música, y ni hablar de los premios con los que su trayectoria ha sido condecorada.

Leisure es, aunque subestimado, un parteagüas en el britpop. Sin ser necesariamente espectacular, nos regaló joyas como “Sing”, mismo que era la cara B, producido por la propia banda y que cuadraría a la perfección en 1996 cuando Danny Boyle lo incluiría en Trainspotting.

Así fue como el tema se convirtió definitivamente en un himno de la banda en ese momento.

Hablemos de lo mejor:

En la cara A estaría su primer hit, “She’s So High”, producido por Steve Lovell y Steve Power, de letra anodina pero pegadiza, Blur tenían los elementos preparados para convertir el shoegaze en el pop y con ello sacarse de la manga ‘There’s No Other Way’; no obstante como productor contaron con Stephen Street (The Smiths), con quien empezarían una amistad duradera.

Ahora sí tienen una probadita del éxito buscado. ‘There’s No Other Way” entra meses antes de publicar el LP en el Top Ten británico de singles y deja todo hecho para presentar Leisure.

¿Lo peor?

Temas como “Fool”, “Birthday” y “Wear Me Down”, con un corte aún más shoegaze que las anteriores. Todo esto daba forma a un álbum con grandes momentos y con otros temas más corrientes, que si bien dejaban ver que estábamos ante una banda con madera para triunfar, había bastante por pulir.

Si bien ya mencionamos que no es el mejor trabajo de la banda, es necesario recalcar que si es el más puro. Es una entrega en la que las canciones directas y sencillas reinaron, y con un Albarn que aún no iba por ahí, peleándose con el resto del mundo, nos atreveríamos a decir que la inocencia también se hace presente.