Aún recuerdo la primera vez que les vi en México. Fue en 2013, marzo. En el Caradura, un bar pequeño en la Condesa, lugar donde los catalanes, Love of Lesbian, tocarían por primera vez. 

Ese primer concierto los convencería que a México se tenía que volver y así lo hicieron; en cinco años, Love of Lesbian ha pasado por Ciudad Juarez, Monterrey, Guadalajara, Puebla y, claro, Ciudad de México. Nuevas generaciones de fans se unieron a la “banda de los raros”, como denominó Santi Balmes, vocalista de la agrupación, en conferencia de prensa. 

Ahora celebran 20 años de trayectoria. Se oye fácil, cuando ellos ya tocaban sus primeros acordes en un garaje de la calurosa Barcelona, yo iba en segundo de primaria. Veinte años después, cuatro de los de los 6 integrantes están frente a nosotros, medios de comunicación y, porqué no decirlo, fans desde hace años de la banda. 

Emociona verlos así, ellos con algunas canas más, más sabios, más primos (diría Joaquín Sabina) y nosotros con la misma fiebre de siempre. Los flashes de las cámaras los atacan pero no dejan de sonreír de voltear arriba o a lado, de reconocer caras.

Recordarían la mar de gente que los esperaba, luego de saturar sus redes sociales con peticiones para que viniesen, “un vasco de casi dos metros tenía que abrirnos paso entre la gente”, recuerdan. 

El jueves 18 de octubre se presentarán en el Auditorio Nacional y Julian Saldarriaga, guitarrista,  cuenta que “para nosotros ajenos a la realidad que hay en este país nos parecía algo magnifico, lugar inaccesible.

Lo bonito de este grupo es que nos da para cumplir sueños como éste”. Jordi Roig, también guitarrista, “te ponen a contar las filas y te acabas perdiendo y sigo creyendo que es un foro increíble”. 

Sus primeros discos en inglés Microscopic Movies (Pussycats Records,1999) Is It Fiction? (Rock K, 2002) y Ungravity (Naïve, 2003) si bien los colocaron dentro del panorama musical y les dieron la oportunidad de ser teleneros de The Cure, no fue hasta Maniobras de escapismo (Naïve, 2005) que la agrupación encontró su propia esencia apartándoles de los cientos de grupos que, para época, sonaban o pretendían sonar a otros. 

Sobre su paso por el inglés, cuenta Balmes:

“todo el recuerdo histórico que tenemos es bilingüe, en catalán y en castellano, no en inglés. Está claro que la memoria emotiva que generas con los idiomas que dominas hace que te sientas en casa pero era una emulación de cosas que te habían gustado hasta la fecha”.

Love of Lesbian conecta con el español y sólo en la Lengua de Cervantes podían entregar un mensaje al público aunque éste lo entendería de modos distintos, ahí radica la metamorfosis de la palabra. 

Cada disco siempre lleva una bandera alta.

Eso pasaba con 1999 o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la luna (Warner 2004), parecía ser EL disco, pero luego vino La noche eterna. Los días no vividos (Warner 2012) y, finalmente El poeta Halley (Warner  2016).

Cada disco tiene canciones entrañables, otras que desearías no haber dedicado y que, luego de un tiempo, te salvan.

El trabajo de composición de sus materiales representa per se un reto, el de superarse a ellos mismos, en ofrecer algo nuevo, algo que los identifique y con lo que sientan cómodos con su mensaje. 

En España son músicos consagrados, de esos que podrían pasar años y los recordarías, como Piratas o Duncan Dhu, por mencionar algo; sin embargo, México, como para varios de sus colegas, ha significado una plataforma en Latinoamérica permitiéndoles presentarse en Argentina o Colombia. 

Como seguidora de la banda desde cerca de 10 años, noto un cambio en sus letras, en su sonido. Un humor siempre negro, carnavalescas y con mensajes y referencias sutiles o no.

Love of lesbian ha sabido combinar lo que muchos denominan poesía con sonidos muy característicos como el ahora bajo de Ricky Falkner, los teclados de Dani Ferrer y la batería de Oriol Bonet. Tengo que decirlo, hay canciones acertadas y otras no tanto pero en su mayoría conectan con el público, con las heridas y triunfos personales y tras 20 años siguen creciendo mucho y demasiado.

Tras una gira en varios lugares de España (ahora también presentado la gira con tintes teatrales Espejos y Espejismos) llega El Gran Truco Final, material que da cierre a dos años de rodar con la órbita del Halley y cuya publicación está consolidando los cambios y caminos nuevos de la agrupación.

Mañana finalmente se presentaran ante las nuevas y viejas generaciones de seguidores, romperemos ventanas y esperamos que más allá de un concierto sea un safari en el parque.