Desde hace poco menos de una década, Jerónimo Jiménez comanda uno de los sonidos más genuinos y fascinantes de la electrónica mexicana, guardando cierta distancia de los nutridos eventos y movidas en nuestro país, ya sea por su residencia en otras latitudes (Nueva York, Buenos Aires), o bien por mera prudencia creativa. Tal vez sólo se percibe así pero quizás sea de otro modo. A nosotros nos gusta pensar que de lo bueno, poco, y que los nombres más sólidos de la electrónica mexicana se encuentran un tanto al margen del radar, pero quizás esa también sea una visión errada.  

Bajo el nombre de Ñaka Ñaka, Jiménez parece echar mano de la deconstrucción de los errores, las atmósferas, los ritmos y las secuencias, para articular un estilo lo suficientemente anómalo y nebuloso como para distinguirse del resto de sus contemporáneos.

¿El resultado? Un acid techno como para bailar pa´dentro, un ambient enturbiado postapocalíptico, que de un modo sumamente dislocado entra en diálogo con la parte más sólida y nostálgica del vaporwave, aunque con una sustancia más pensada, experimental y siempre tirada hacia el gis sonoro.

Ñaka Ñaka, techno desolador para el fin del mundo

Collages perturbados, samplers telenovelezcos, miradas políticas soterradas, o bien gritos hechos nudos sonoros, un poco de field recording e hipnotismo para una pista de baile abandonada.

 Ñaka Ñaka suele presentarse en escuetas ocasiones en nuestra ciudad y este sábado 2 de junio, el calor será el enemigo a vencer dentro de las noches de No Power On Self Test en Termina-Club Antisocial (Bolívar 20, Centro Histórico), con un cartel de altos vuelos, conformado justo por ÑAKA ÑAKA, Arent Volten y Nihilnimal. A ellos se suman los DJ sets de phaedra y T.O.C., en una noche de esas que prometen ser de baile y resistencia sofocada para los más duros.

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