Trex Jacuzzi emerge de Xalapa, México, una ciudad abrazada por bosques enigmáticos, donde las vibraciones siempre se envuelven en una neblina misteriosa. Criado entre casetes, niebla espesa, pianos y casas antiguas, ha esculpido un sonido que destila nostalgia, impregnado de un auténtico amor por las texturas analógicas y oníricas, tanto en el ámbito musical como visual. Entre acordes de guitarra, pulsaciones de bajo y notas de piano, mantiene un perfil bajo, aunque en secreto anhela deslumbrar como Elvis Presley y arrasar con la pista de baile. A pesar de ello, sigue humildemente dando lo mejor de sí.

Su corazón late al ritmo de instrumentos de los 80 y 90, destacando el apreciado Roland Juno 60, una joya rescatada que se ha transformado en un tesoro, un Korg Poly 800, cajas de ritmos como la Oberheim DMX, TR-707 y su amado Fender Jazz Bass de los 90.

Autodenominado como el creador de “pop hipnagógico” y un devoto de la cultura del casete, Trex Jacuzzi se sumerge en un género que Wikipedia describe como un viaje por el carril de los recuerdos, evocando la nostalgia cultural de las décadas de los 80 y 90. Le llevó su tiempo darse cuenta de que su esencia se encuentra en esa estética brumosa y de recuerdos, extrayendo sonidos de los 90, 80 y agregando una pizca de nuevas influencias. No pretende imitar el pasado, pero encuentra coherencia en saber que su música es una constante oda a los recuerdos. Y así, nos sumergimos en el hipnagógico y fascinante ritmo de Trex Jacuzzi.

 

Escucha Saint Seiya, el nuevo álbum de Trex Jacuzzi