Por: Héctor Hernández

Una colección de azulejos blancos y dos mingitorios; la quijada firme, mirada fija en la cámara, una mano libre para defenderse y en la otra, empuñando una navaja afilada, dispuesta a atacar. Esta es mi foto favorita de una de las intelectuales públicas más controvertidas. Camille Paglia no forma parte de la “intelligentsia” tradicional, de esa que aparenta ser más astuta de lo que realmente es. Es una mujer enamorada del arte y la cultura pop. Su más famoso libro, Sexual Personae, es una colección de venticuatro (24) ensayos que desmenuzan la cultura occidental, desde Nefertiti hasta Emily Dickinson, siempre intentando ilustrar las diferentes máscaras sexuales a través de una prosa tan brutal como exquisita. Gran admiradora de David Bowie, tomó inspiración en sus representaciones travestistas para escribir esta obra, misma que el Duque Blanco incluyera en su lista de sus 100 libros favoritos.

En homenaje a esta influyente crítica de la cultura y el arte, presentaré 8 ensayos, uno cada mes. La serie se titula “Sexual Personae of Pop” y tomará a figuras de la música y explorará los diferentes personajes descritos en su obra artística haciendo algunos paralelismos y conexiones con la obra de Camille Paglia. Dado que Paglia menciona a Bowie como influencia y héroe personal, además de hacer 3 referencias directas en su libro, creo que resulta más que conveniente comenzar con él.

Sexual Personae of Pop: David Bowie

 

Space Oddity es una de esas canciones que no se pueden entender hasta tiempo después. Tal vez esa es la razón de que el éxito para el nacido en Brixton haya sido al inicio elusivo. Paglia describe esa canción como la ruptura del ideal comunal que vio su esplendor en el verano del 67, enfrentó la realidad en mayo del 68 y murió en las butacas de un autódromo durante un concierto de los Rolling Stones en el 69. Bowie había creado su primer personaje sin indumentaria estrafalaria ni glitter. En las primeras presentaciones de su primer éxito aparecía acompañado de su guitarra. Su primera persona es Ícaro lanzándose hacia a los brazos de Apolo. El dios del Sol es implacable y la muerte es inevitable. Es curioso que el primer éxito de Bowie prediga su primera inmolación y sacrificio autoinflingido al Dios Sol para renacer. Sin embargo, ese renacimiento no sería fácil. Paglia hace alusión a la implacabilidad del ojo artístico occidental y su obsesión estética y que relaciona con el misterio del ojo faltante de Nefertiti. Major Tom entendía que tendría que encontrar un nicho que permitiera aplicar ese rigor con la liberación sexual que vería su explosión la década siguiente.

Bowie era un condensador de personajes. Su entrenamiento teatral le permitía moverse musicalmente en diferentes géneros tomando influencias de una innumerable cantidad de propuestas. Syd Barret, fundador de Pink Floyd, es inspiración, pero a diferencia de lo que dicen algunos críticos y conocedores, no creo que haya sido solamente en la concepción de Ziggy Stardust, sino como una parte fundamental de los principios artísticos. David describe a Syd Barret como peterpanesco,  una cualidad que te permite adquirir experiencias sin envejecer, sin definirte. Una capacidad de ser todo. Fue Peter Pan, fue Garfio, fue un alien asexual, un duque y Lázaro mismo. Al final del día, eso es lo que lo definió. La indefinición.

Sin embargo, Syd Barret no usó ninguna figura travestista. Arnold Layne usa la figura del voyerista que no puede limitarse a ver y comienza a robar ropa interior. Es la escoptofilia spenceriana de The Fairie Queen. Para el desarrollo integral de Ziggy y su personificación, faltarían todavía algunos elementos más transgresores. Para Hunky Dory, en 1971, Bowie es más aventurado. El disco sigue siendo un gran experimento. Es, sin duda, mi disco favorito. En este álbum entiende que su talento no es solamente para crear canciones eternas, sino para contar historias. Por eso homenajea al hombre de la voz de arena y pegamento, Bob Dylan. Para ese entonces, Bob Dylan era casi considerado profeta. “Don’t criticize what you can’t understand”, aconsejaba en The Times They Are A-Changin’. Bowie toma eso de Dylan, su don profético y, a partir de los años setenta, será un Nostradamus andrógino. En ese mismo álbum hay una canción para Andy Warhol, quien había tomado prisionera a la ciudad de Nueva York y la había convertido en un lienzo del arte plástico y performático.

Sexual Personae of Pop: David Bowie

 

The Factory, el taller de excentricidades warholianas, contaba dentro de sus filas con una de las bandas más influyentes del Rock, The Velvet Underground, liderada por Lou Reed y John Cale. Sus canciones llenas de alegorías al sadomasoquismo, transexualismo y drogas duras que bien podrían haber sido escritas por von Sacher-Masoch y el Marqués de Sade. Con todos estos elementos alineados, solamente faltaba un detalle más;

Armado con los dotes proféticos de Dylan y las excentricidades sexuales de todos en The Factory, Ziggy se presenta como el alienígena profeta asexuado descrito por Percy B. Shelley. Tras la muerte del faraón en Ozymandias (Fans de Breaking Bad, tienen tarea), dos años más tarde el esposo de la misma Shelley de Frankenstein publicaría su más famoso poema, The Witch of Atlas, donde describe a un clarividente asexuado capaz de “observar y entender la vida social y erótica de los humanos. La naturaleza hermafrodita dentro de la literatura es descrita por Paglia como una “extrapolación de su dualidad sexual”, además de no tener necesidad de algo o alguien más para crear. Es este estilo de maniquí, el que fue anunciado en Life on Mars? y el personaje de The Actor que es finalmente perfeccionado en la figura de Ziggy Stardust y plasmado en su disco The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders From Mars. Five Years es el evangelio que predica sobre la inevitable destrucción de la tierra. Aquél presentado como profeta mesiánico, se envuelve en una espiral de decadencia que casi termina en suicidio. Es así como Bowie construyó su personaje. En una época donde la caída del faraón cargada de promesas se convertía en una debacle colectiva. Oh, no, love, you’re not alone.