David Byrne es un tipo profusamente entrañable por varios frentes: en entrevistas es un personaje inteligente, ameno, sensible y sumamente meticuloso. Lo mismo podría decirse de su faceta como escritor de libros (Diarios de Bicicleta, Cómo Funciona la Música), productor, creativo y ocasional artista plástico, o bien como comandante de una de las mejores disqueras de world music del orbe (Luaka Bop), sin mencionar lo más importante: su banda, Talking Heads, es una de las mejores bandas de todos los tiempos.

Un individuo con semejante curriculum sólo puede rebosar ingenio e inventiva a raudales, misma que ha servido de inspiración para una vasta pléyade de músicos, mismos que se han visto inspirados en más de una ocasión a lo largo de las últimas tres décadas.

A la fecha no son pocos los músicos y autores que han dado cuenta del ingenio sonoro de David Byrne, músico que ha sabido mantenerse vigente a través de su propia obra y la selecta colaboración con otros artistas, creando una invisible pero potente fotografía musical de las épocas que recorre. En el trayecto, Byrne ha hecho un pop vibrante y anómalo, como es su costumbre con músicos excepcionales, explorando facetas y posibilidades creativas inimaginables, en mancuerna con sus aliados de oro.

Este año tenemos David Byrne para celebrar por partida doble: su más reciente lanzamiento American Utopia (Nonesuch) y respectivo tour, con el cual visitará nuestro país en tres fechas y ciudades distintas, en un show que cuenta la leyenda es espectacular, distinto y memorable. Aquí un video de un fan como prueba de lo que nos espera.

https://www.youtube.com/watch?v=RgKScRjU3hw

Recordamos cinco colaboraciones de oro, que han sido de lo más destacado y delicioso en la carrera musical de David Byrne, genio musical que se potencia cuando entra en juego con el talento de otros.

1. Brian Eno

Desde los años con los Talking Heads, la relación con el ex Roxy Music, uno de los más grandes productores musicales de todos los tiempos, cuando esta dupla se junta a colaborar es casi una garantía de que se vienen cosas grandes y gratas.  My Life In The Bush Of Ghosts (1981) es uno de esos primeros discos con los que Eno y Byrne reciben la década de los ochenta, a través de un funk deconstruido, avant gard y sumamente fantasmal.

“Qu’ran” es una pieza muy especial, ya que fue eliminada de los relanzamientos del álbum en cuestión, ya en aquel entonces el dúo recibió diversas quejas de organizaciones religiosas. Una pieza poderosa de un disco y colaboración igual de importantes.

2. Ryuichi Sakamoto

Tal vez fue la temprana fascinación de Byrne con el lejano Oriente durante los primeros días de éxito y evolución creativa de Talking Heads, lo que acercó a un ávido y curioso David Byrne con el gran y prolífico compositor japonés Ryuichi Sakamoto a finales de los ochenta, para articular una de las mejores mancuernas sonoras en la historia del cine, con el score de El Último Emperador (1987) de Bernardo Bertolucci.

A esta alianza que da muestra de los dotes profusamente musicales de Byrne se añade también a partes iguales el genio del compositor chino Cong Su, dando como resultado una obra de imponente belleza, sutil y sumamente vital, lo cual les hizo ganar un Oscar a mejor score original en 1988, y de paso empujó un poco más el incipiente interés musical de Occidente por la cultura milenaria del lejano Oriente.

3. Fatboy Slim

La carrera del inglés Norman Cook, mejor conocido en el ámbito de la mejor música electrónica pop bailable del mundo como Fatboy Slim, se ha caracterizado por dos cosas: fiestas interminables y una discografía oficial bastante somera para la trayectoria de Cook , ¡cinco discos oficiales en más de diez años!, siendo Here Lies Love de 2010 el último, justamente en mancuerna con David Byrne.

Here Lies Love fue una suerte de álbum conceptual con aceptación más bien tibia, el cual abordaba la vida de la primera dama de Filipinas, Imelda Marcos, y su cruenta historia. El disco cuenta con la colaboración de 22 cantantes, en donde se encuentran, entre otras, Tori Amos, Cyndi Lauper, Róisín Murphy, Santigold, Martha Wainwright y St. Vincent, siendo ésta última uno de los poderosos guiños futuros para Byrne.

El disco es hermoso aunque el papel de Fatboy Slim despistó a más de un fan, dejándolo un tanto en el olvido a la distancia. El disco merece una revaloración y si bien no es un portento de obra, sirve como puente entre lo gestado años atrás con Sakamoto, el interés de Byrne por la diversidad geográfica a través de la música, pero sobre todo por esa gran alianza que vendría en el futuro.

4. Caetano Veloso

Una colaboración que tarde o temprano tenía que suceder. Si algo hermana a Byrne y al brasileño Caetano Veloso es el tino e inclinación por la confección de canciones bellas, bien armadas, a punta de dulzura y sencillez en su interpretación. Si bien ambos músicos han trabajado juntos en más de una ocasión durante las últimas décadas, es hasta el 2012, con el disco de su concierto en el Carnegie Hall de Nueva York, que pudimos saborear esta mancuerna de oro. Pop, bossa y y folk de altos vuelos como pocas veces hemos visto.

5. St. Vincent

Durante los últimos diez años, David Byrne ha estado sumamente activo a través de sus diversos proyectos, la mayoría de ellos honestos y vibrantes, y ninguno con miras a una condescendencia con la nostalgia ramplona, lo cual le da puntos extra. Desde 2008 con más fuerza, el ex Talking Heads ha colaborado de nueva cuenta con Brian Eno (Everything That Happens Will Happen Today), las ya mencionadas con Caetano Veloso y Fatboy Slim, pero quizás la más destacada y potente ha sido con la enorme Anne Erin Clark, mejor conocida como St. Vincent, una de las artistas consagradas del rock anglosajón de la última década.

Tras el lanzamiento del fabuloso Strange Mercy (2011) de St. Vincent, la carrera de ésta se catapultó y reconfiguró sobre todo en la parte en vivo. Clark declaró en ese entonces en más de una ocasión que aprendió varias cosas de Byrne, con quien colaboró al año siguiente en un álbum que hoy es ya un clásico joven: Love This Giant, un disco festivo, vibrante y de una contundencia indecible.